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El raudal de Jirijirimo ◉ Les habían hablado de la selva y tenían de ella una idea muy romántica… pero al llegar a ella, la realidad los golpeó.

En "El raudal de Jirijirimo", el autor colombiano Jair Nieto nos lleva a las profundidades de la selva amazónica, donde un grupo de médicos idealistas se enfrenta a una cruda realidad. Atraídos por la idea de salvar vidas y transformar comunidades, pronto descubren que la naturaleza tiene sus propios planes. En un entorno plagado de peligros y misterios insondables, la travesía se convierte en una prueba tanto física como espiritual. Con cada paso, el grupo se adentra en un mundo donde la frontera entre lo real y lo sobrenatural se difumina, y el poderoso río Vaupés se erige como un guardián de secretos oscuros.

¿Qué es el raudal de Jirijirimo?

¿Qué es el raudal de Jirijirimo?

El raudal de Jirijirimo es un impresionante conjunto de rápidos y cascadas ubicado en el río Vaupés, en la selva amazónica de Colombia. Conocido por su peligrosa belleza, este raudal es un desafío natural que mezcla aguas turbulentas y remolinos traicioneros, que han sido escenario de numerosas leyendas y relatos de la región. Su entorno selvático lo convierte en un lugar de gran biodiversidad y misterio, atrayendo tanto a aventureros intrépidos como a aquellos que buscan entender los enigmas que se ocultan en la majestuosidad de la Amazonía.

El raudal de Jirijirimo

Les habían hablado de la selva y tenían de ella una idea muy romántica. Hermosos atardeceres, susurro de árboles al vaivén de la brisa vespertina. Pero al llegar a ella, la realidad los golpeó.

Zancudos, jejenes, monos aulladores, loros y cantidad de pájaros chillones y silbaban en una total cacofonía, aparte de las culebras y víboras que eran cantidades. Los bellos ríos, que les habían mostrado lo eran, pero también tenían peligrosos remolinos.

Se podía ir de paseo en lancha y de improviso encontrar raudales de considerable peligrosidad. Pero el grupo continuaba animado por José, el mádico líder. Todos eran profesionales de la medicina en sus muchas ramas, e iban a la selva a salvar las tribus, que no conocían la civilización y eran consumidos por las enfermedades.

Se consideraban semidioses ya que creían que, con sus conocimientos, evitaban la muerte. Encontraron una tribu semi hostil que no aceptaba los postulados de los blancos y se negaban a dejarse vacunar. No aceptaban extracciones de piezas dentales. Fue una labor muy dispendiosa que lograran persuadir a una de ellas, para que se pusiera delante de sus ojos y encima de la nariz, un adminículo que los extraños llamaban gafas.

La anciana tenía sesenta años y la visión muy perdida. Cuando tuvo ante sus ojos ese aparato, volvió a ver su juventud perdida entre la maraña selvática. Miró con claridad a sus hijos y vecinos, igual que a los animales y la selva, pero lo desechó porque era algo incómodo. Ella de alguna manera sintió que violaba alguna ley de la vida o de la selva. Era como cometer un pecado contra la edad y la vejez. Ante la negativa total resolvieron devolverse fracasados, sin haber salvado a nadie ni siquiera a ellos mismos que se sintieron afectados por disentería y malaria.

Con la tristeza pintada en la mirada y el fracaso en sus vidas, como si la selva se los estuviera gritando, iniciaron el camino de regreso a la realidad.

Primero la larga caminata por la selva, el continuo enredarse en lianas y bejucos, los cuales a veces se ocultaban en el monte. Los sustos ante el paso impasible de grandes reptiles. Llegaron por fin al río Vaupés, iniciaron la marcha en una gran lancha de dos motores fuera de borda, todos callados, nadie hablaba ni siquiera el Dr. José, jocoso y dicharachero. Ahora era él quién encabeza el velorio.

El gran río avanzaba en calma y la lancha era reina sobre las aguas. De pronto el boga principal gritó: “¡Ojo, todos llegamos al raudal del Jirijirimo!”.

El raudal de Jirijirimo - Cuento de Jair Nieto
El Raudal de Jirijirimo - Colombia

Cuando él dijo esto, el Dr. José, tomó la última y fatal decisión de su vida. Sintieron el chapoteo del agua. Todos voltearon la mirada y fue cuando notaron, el morral que se hundía y volvía a salir, mientras danzaba en forma macabra, al vaivén de las terribles olas del Vaupés. De improviso se hundió para no volver a salir.

Fin.

El raudal de Jirijirimo es un cuento del escritor José Jair Nieto González © Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin la expresa autorización de su autor.

Sobre José Jair Nieto González

José Jair Nieto González nació el 15 de marzo de 1947 en Armenia, en el departamento de Quindío en Colombia. Jair estudió en Sevilla y Cali, ambos del departamento de Valle del Cauca.

Es tecnólogo del Sena Colombiano y trabajó 35 años en una empresa privada. Actualmente es pensionado.

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