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La abuela y el lobo, ¿la auténtica historia detrás del cuento de Caperucita Roja?

"La auténtica historia detrás del cuento: La abuela y el lobo", de Claudia Ávila, revela una perspectiva desconocida de un clásico que todos creemos conocer. Aquí, la abuela de Caperucita Roja, desde su humilde cabaña en el bosque, comparte su verdadera relación con el lobo y nos invita a cuestionar los relatos que damos por ciertos 😂😂😂. Con una llena de matices, la autora nos lleva a explorar los secretos y sentimientos de una mujer que ha sido injustamente juzgada. Un cuento corto recomendado para adolescentes y jóvenes con buen sentido del humor.

La auténtica historia detrás del cuento: La abuela y el lobo

La abuela y el lobo, auténtica historia detrás del cuento de Caperucita

Como si el bosque fuera un lugar al que a muchos les gustara habitar, no, claro que no. El bosque es frío, desolado y muy de vez en cuando uno que otro personaje ficticio o mítico camina por estos lados. Además, los que vienen a visitarme es solo por preguntar por mi nieta, sí, claro, es mi niña, pero en momentos es tan desgastante ser abuela de la famosa Caperucita Roja, la misma niña que desafiaba al destino con su cesto de picnic y su capa escarlata. Pero, ¿qué hay de mí? Acaso, ¿alguien viene a visitarme a mí?

Los vecinos con los que cuento no hacen sino susurrar que yo busqué que el lobo viniera y me devorara. "¿A quién se le ocurre vivir sola en el bosque? ¡Bien merecido se lo tenía!".

Es lo que dicen. Embustes, solo embustes. Es lo único que saben chismorrear.

Nunca nadie se pregunta por qué vivo sola en esta casucha. Ni siquiera mi hija, quien parece preferir que yo esté en cualquier lugar antes que compartir unos días a mi lado en compañía de su madre. "Claro, pero si tus movimientos tumban cosas de un lado a otro", gritaba mi hija con exasperación. Y yo, yo, pues solo suspiro ante la falta de comprensión de la juventud.

"¡Ja!, ¿acaso cree que siempre será joven?", solo lo pienso, aunque no lo digo fuerte, lo digo para mí. "Como si el día a día no pasara, y los achaques no llegaran, como si las angustias se fueran o se ocultaran solo por esconder a tus viejos. Ufff", suspiraba, reconociendo la inevitable marcha del tiempo.

Sí, Caperucita es mi nieta, una joven juguetona que de vez en cuando se aventura en el bosque, dice venir a visitar a su abuela, pero yo sé que no es más que una excusa.

Caperucita está fascinada por la oscuridad del lobo, por su apariencia feroz. Yo entiendo demasiado bien sobre las máscaras que todos llevamos, sobre los lobos que acechan bajo apariencias amables.

¿Por qué, entonces, vivía sola en el bosque? No era por elección, ciertamente. ¿A quién le gustaría la soledad? No, era por el lobo. Ella también había sido joven una vez, y había caído bajo el hechizo del lobo. Él había paseado por su vida con arrogancia, mostrando su cola, su postura, su prepotencia, su rugido, y aunque otros lo tachaban de patán, ella había caído rendida ante él. Por eso, en su cabaña solitaria, entre suspiros y recuerdos, la abuela seguía su propia historia, esperando que alguien la narrara con la misma autenticidad y jovialidad que la de Caperucita.

Y aunque los años pasaran, la abuela de Caperucita estaba convencida de que un día, el lobo dejaría de presumir y andar tras los pasos de jovencitas vestidas de coloridas ropas y labios provocativos para volver a verla. Al fin, su historia que habían vivido nunca tuvo un final, por eso seguía viviendo en la vieja cabaña. Ella siempre estaba lista, arreglada, esperando con ansia que el lobo volviera a verla.

Sí, si me preguntan por qué le abrí la puerta al lobo ese día, no fue por confusión, él no venía disfrazado como lo narró Caperucita en los medios. Él llegó con su cola, con su aroma, con su voz ronca, él llegó como siempre. Y como siempre, yo le abrí, esperando que ese fuera el día que decidiera volver a mi vida.

Yo sé que algunos dirán que no espere más al lobo, que me busque otro personaje de historias caricaturescas, o un príncipe, pero a ver, a ver, a ver, ¿acaso no todos somos en momentos lobos vestidos de oveja?

Prefiero seguir engañada sin serlo, porque al final el lobo siempre me ha dejado ver quién es, es solo un viejo, un viejo zorro, incapaz de verse en el reflejo del agua.

Fin.

La auténtica historia detrás del cuento: La abuela y el lobo es un cuento de la escritora Claudia Ávila Vargas © Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin la expresa autorización de su autora.

Sobre Claudia Ávila Vargas

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