Fábulas infantiles.
El perro y el reflejo del río es una de las clásicas y populares fábulas del famoso escritor Esopo. Es un cuento con moraleja muy corto recomendado para toda la familia.
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El perro y el reflejo del río
Vadeaba un perro un río llevando en su hocico un sabroso pedazo de carne. Vio su propio reflejo en el agua del río y creyó que aquel reflejo era en realidad otro perro que llevaba un trozo de carne mayor que el suyo.
Y deseando adueñarse del pedazo ajeno, soltó el suyo para arrebatar el trozo a su supuesto compadre. Pero el resultado fue que se quedó sin el propio y sin el ajeno: éste porque no existía, sólo era un reflejo, y el otro, el verdadero, porque se lo llevó la corriente.
Moraleja
Nunca codicies el bien ajeno, pues puedes perder lo que ya has adquirido con tu esfuerzo.
Fin.
El perro y el reflejo del río en Video
Sobre Esopo
Esopo, el famoso fabulista griego, que según una tradición muy difundida, nació en Frigia, aunque hay quien lo hace originario de Tracia, Samos, Egipto o Sardes.
Sobre Esopo se conoció una gran cantidad de anécdotas e incluso descripciones sobre su físico recogidas en la obra Vida de Esopo, escrita en el siglo XIV por Maximus Planudes, un monje benedictino, si bien es dudosa su validez histórica.
Así, se cuenta que Esopo fue esclavo de un tal Jadmón o Janto de Samos, que le dio la libertad.
Debido a su gran reputación por su talento para el apólogo, Creso le llamó a su corte, le colmó de favores y le envió después a consultar al Oráculo de Delfos, a ofrecer sacrificios en su nombre, y a distribuir recompensas entre los habitantes de aquella ciudad.
Irritado por los fraudes y la codicia de aquel pueblo de sacerdotes, Esopo les dirigió sus sarcasmos y, limitándose a ofrecer a los dioses los sacrificios mandados por Creso, devolvió a este príncipe las riquezas destinadas a los habitantes de Delfos.
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