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Benjamín 🧒🏼 Yo lo que quiero es ser astrónomo. Siempre me han llamado la atención las estrellas que brillan en el cielo, la luna, los planetas, el sol. 🌌

«Benjamín» es un cuento conmovedor que expone la presión desmesurada que enfrentan los niños en la búsqueda de la perfección. Francisco Javier Arias Burgos nos relata la vida de un pequeño atrapado entre las expectativas de sus padres y sus propios deseos de ser simplemente un niño. En medio de actividades sobrecargadas, Benjamín anhela la libertad de explorar su infancia y descubrir sus propias pasiones. Con una voz sincera, el cuento nos invita a reflexionar sobre la importancia de permitir que los niños sean ellos mismos en un mundo obsesionado con el rendimiento y la excelencia.

Benjamín

Benjamín, Yo lo que quiero es ser astrónomo - Cuento

No sé cómo decirles a mis padres que solo quiero ser un niño. Es que a los siete años de edad no entiendo por qué tengo que saber tres idiomas, tocar el piano, cantar bien y ser un excelente futbolista, además de saber cocinar y ser campeón de motociclismo y un imbatible delfín que nade como los dioses. Y un maestro del taekwondo.

Soy buen estudiante porque me gusta estudiar y aprender lo que mis profesores me enseñan cada día; me encanta el fútbol, aunque no lo juegue tan bien como yo mismo quisiera; tengo buen gusto para la música: me encantan las canciones que oigo, me fascina la música que mis padres escuchan, me duermo oyendo música. Pero no soy Einstein, no soy Messi, no canto como Camilo Sesto o como Frank Sinatra o como Pavarotti. Tampoco soy Bruce Lee, aunque sería maravilloso.

Pero ellos insisten en que tengo que ser un as en todo. Como si no fuera suficiente con levantarse a las cinco de la mañana de lunes a viernes, y después de terminar la jornada escolar almorzar a las carreras y salir para las clases de piano, inglés y mandarín tres días a la semana, y a los entrenamientos de taekwondo que me dejan extenuado y con ganas de llegar a dormir.

Me parece el colmo que los sábados y domingos, que deberían ser mis días de descanso, tenga que madrugar también. Son los dos días en los que, de siete a diez de la mañana el sábado, y de seis a nueve el domingo, tengo las clases de natación y fútbol respectivamente. Mi mamá me acompaña a los cursos de culinaria los jueves de cinco a seis de la tarde, y mi papá a las clases de motociclismo los lunes a las seis de la tarde.

Sé que lo hacen para que yo sea mejor, no lo dudo, y les agradezco por eso, pero me pregunto por qué, si mi papá solo habla español y no juega fútbol ni le gusta, no canta ni toca ningún instrumento y mi mamá no sabe nadar ni cocinar y mucho menos conducir una motocicleta, quieren obligarme a hacer todo lo que ellos no pueden hacer. No entiendo. Lo más cómico es que los asusta hasta una cucaracha.

Yo lo que quiero es ser astrónomo. Siempre me han llamado la atención las estrellas que brillan en el cielo, la luna, los planetas, el sol. En el colegio, cuando mi profesor de ciencias habla de astronomía, me deja la inquietud de aprender sobre todos los misterios que los astros encierran. ¿Es pecado eso? Pero a mi papá le dio mucha risa cuando se lo comenté. Y mi mamá se asustó porque pensó que yo quería ser un brujo.

Además, quiero aprender a jugar lo que mis amiguitos y compañeros de colegio saben. Ellos se mantienen hablando de una cantidad de juegos que yo no conozco, me cuentan historias que leen o ven en la televisión. Me da envidia de ellos y me gustaría vivir así, sin tantas ocupaciones. Solo tengo siete años.

Me asusta pensar lo que querrán de mí más tarde. Quisiera tener el valor suficiente para sentarme con ellos y decirles que me den tiempo para ir aprendiendo las cosas que me harán una mejor persona, como ellos quieren. Para pedirles que me dejen ser un niño, que me escuchen, que dejen de exigir de mí lo que ellos no lograron. Que me quieran así, con las limitaciones que tengo y que se den cuenta de que no soy perfecto, como tampoco lo son ellos. Yo los amo, pero daría lo que fuera porque entendieran que solo soy un niño, que soy capaz de planear mi futuro con su apoyo, y que no soy una máquina.

¿Será posible?

Fin.

Benjamín es un cuento del escritor Francisco Javier Arias Burgos © Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin el consentimiento expreso de su autor.

Sobre Francisco Javier Arias Burgos

Francisco Javier Arias Burgos - Escritor

Francisco Javier Arias Burgos nació el 18 de junio de 1948 y vive en Medellín, cerca al parque del barrio Robledo, comuna siete. Es educador jubilado desde 2013 y le atrae escribir relatos sobre diversos temas.

“Desde que aprendí a leer me enamoré de la compañía de los libros. Me dediqué a escribir después de pensarlo mucho, por el respeto y admiración que les tengo a los escritores y al idioma. Las historias infantiles que he escrito son inspiradas por mi sobrina nieta Raquel, una estrella que espero nos alumbre por muchos años, aunque yo no alcance a verla por mucho tiempo más”.

Francisco ha participado en algunos concursos: “Echame un cuento”, del periódico Q’hubo, Medellín en 100 palabras, Alcaldía de Itagüí, EPM. Ha obtenido dos menciones de honor y un tercer puesto, “pero no ha sido mi culpa, ya que solo busco participar por el gusto de hacerlo”.

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Comentarios y Reflexiones

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    Benjamín, el cuento de Francisco deja verla dura realidad que a veces sufren nuestros niños, cuando nosotros como padres queremos suplir la falta de tiempo que tenemos para ellos, sobre cargándolos con actividades que no les permite tener tiempo de descanso para disfrutar de su niñez y permitirles que sean ellos quienes decidan que quieren hacer, y quienes quieren ser en la vida.

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