Por José Jair Nieto González. Cuentos de festejos accidentados en Noche de Brujas.
«Halloween«, un relato para jóvenes y adultos del escritor José Jair Nieto González, nos sitúa en la vibrante Ciudad de Cali en las vísperas de la Noche de Brujas. La historia sigue a un grupo de jóvenes y adultos que planean una fiesta de Halloween en una hermosa finca, repleta de diversión, disfraces extravagantes y excesos. Sin embargo, cuando los licores y la euforia toman el control, las cosas se tornan inesperadamente oscuras. La narración te llevará a un giro inquietante cuando una de las protagonistas, Martica, se pierde en medio de la noche. ¡No te pierdas este cuento intrigante y comparte tus comentarios con otros lectores!
Pero primero veamos algunas expresiones que se utilizan en el cuento que quizás no conoscas por ser regionalismos, por ejemplo: «juego de balotas«, «baile de cuota» y «azotar baldosa«.
¿Qué es el juego de balotas?
El juego de balotas es un juego de azar que se utiliza comúnmente para realizar sorteos aleatorios. En este juego, se utilizan balotas o bolas numeradas, generalmente de manera idéntica, y se introducen en un recipiente, como un bombo o una tómbola. Cada balota tiene un número único, y se extraen al azar del contenedor para determinar los números ganadores en un sorteo. Los números o elementos seleccionados se anuncian públicamente y se utilizan para determinar a los ganadores de los premios.
¿Qué es un «baile de cuota»?
Un «baile de cuota» se refiere a un tipo de evento o fiesta en el que cada asistente debe pagar una cuota o contribución para participar. Estos eventos suelen organizarse con un propósito específico, como recaudar fondos para una causa benéfica, un proyecto comunitario, una institución educativa, o simplemente para cubrir los gastos de la celebración.
En un baile de cuota, los asistentes aportan dinero o recursos, como comida, bebidas u otros elementos necesarios para el evento. Estas contribuciones suelen ser esenciales para financiar y hacer posible la fiesta o celebración, y en algunos casos, también pueden incluir una tarifa de entrada.
¿Qué significa la expresión «azotar baldosa»
«Azotar baldosa» es una expresión coloquial en Colombia y otros países de América Latina que se refiere a la acción de bailar con energía, pasión y entusiasmo en una pista de baile. En otras palabras, significa disfrutar al máximo de la música y el baile, moviéndose con ritmo y agitación.
Cuando alguien dice que va a «azotar baldosa» o que está «azotando baldosa«, generalmente implica que está dispuesto a divertirse y bailar de forma enérgica en una fiesta, discoteca o cualquier lugar donde haya música y una pista de baile. Esta expresión se usa para describir a alguien que está entregado al baile y disfruta al máximo de la música y el ambiente festivo.
Al término de esta «accidentada» narración de Jair, si sientes que el escalofrío te recorre la espalda, te invitamos a dejar algunas palabras en la sección de comentarios (✍🏼). Ayuda a que otros lectores descubran este relato otorgándole tu calificación (⭐) y, si te atreves, comparte la historia con tus amistades en tus redes sociales, o descárgala como un PDF y envíala por E-mail, Whatsapp o Telegram (🙏🏼). ¡Tu apoyo es de gran valor para difundir la tradición de la Noche de Brujas!
Halloween
No había pasado septiembre y en nuestra rumbera ciudad, Cali, ya estaban planeando un despelote para el 31 de octubre. Primero iniciaría como un baile de cuota, no faltaba sino hablar del arroz con pollo, pero con el paso de los días, fue cogiendo categoría, y se rumoraba se alquilaría una finca por los lados del Saladito. Ubicaron el lugar a cuarenta y cinco minutos de Cali.
Era hermosa, cuartos grandes, piscina, jacuzzi, buena la cocina, y una inmensa sala apta para azotar baldosa; ya estaba lista la gente, dieciséis personas, o sea, ocho parejas. Se dividirían el alquiler, asado, licor, gasolina y todos los costes.
Se recurrió a un juego de balotas para elegir los disfraces: payasos, monstruos, animales y así por el estilo. A Rafael y a su esposa Martica, tal vez la más bella y joven, les toco el de osos. Joven y recién casada no tenía experiencia en fiestas grandes con exceso de humo, licores fuertes y a decir verdad no quería ir, pero el amor por su esposo y el no querer contrariarlo, dijo sí.
La llegada a la finca estuvo pletórica de alegría, todos entusiasmados a mil, la mayoría se conocían y los que no, fueron presentados y en un momento existía ya una gran empatía. Esta estaba en un alto, rodeada de hermosa vegetación todo el año vestida de flores, como rosas, anturios, azucenas, violetas y bellísimas orquídeas de diversos estilos y colores, esto en la parte ubérrima. La paupérrima estaba un poco hacía abajo, allí había pobreza y la gente luchaba por sostenerse a un lado de los ricos.
La primera noche fue normal, mucho licor, baile, enamoramientos, en especial con alguna que no fuera la propia esposa. Martica estaba hermosa, pero incomoda con el acosó de los amigos de su esposo, quienes se tomaban atribuciones que ella no había autorizado.
Llegada la media noche y ya alicorados, se les ocurrió meterse al jacuzzi y al ver las mujeres en diminutos bikinis, Martica llamó a su esposo molesta y le dijo que ella no participaría y él tampoco. Terminaron discutiendo y él la trató de aguafiestas. Ella al fin aceptó. Se puso un pareo y paso entre todas muy pudorosa y avergonzada. Tenía un lindo cuerpo y parecía una niña inexperta.
Al otro día fue la fiesta de disfraces, ella estaba hermosa como osita, pero incomoda con el calor del disfraz. La fiesta se puso algo orgiástica, había licor como para bañar caballos y se fumaba algo más que cigarrillos de tabaco. Todos entraron de lleno a la fiesta; mucha salsa, bachata y todos los demás ritmos. Ella entró en la honda de los licores pues su esposo le servía champaña, fría, dulcecita y traicionera. La fiesta terminó en la madrugada del otro día. Pero el exceso había cobrado un alto precio.
A eso de las tres de la madrugada Martica se sintió con malestares, mareada, náuseas, -estaba embriagada-. No pudo o no se le ocurrió buscar a su esposo; salió sola aún disfrazada y al no conocer la región erró un buen tiempo, como una osa fantasma, se arrimó a una cerca que delimitaba una propiedad de la parte baja. Al sentirla los perros ladraron y los gallos y las gallinas se hicieron sentir.
Don Fidel el propietario, un anciano de más de sesenta años, medio cegatón, se levantó a investigar la causa del alboroto de los animales…
Todo el grupo, en Cali ya, estaban compungidos y rumiaban su propia culpa, más el esposo de Martica, que se sentía el peor, pues sabía que su presión sobre ella había desencadenado la tragedia; estaba desconsolado, lloraba y lloraba, pero no era el único.
En el Saladito, Don Fidel, sufría de una gran depresión, no hablaba, solo lloraba, Los policías lo contemplaban con mucho respeto. Un agente especial le preguntó:
– Don Fidel, ¿Usted ha tenido conocimiento de que en esta zona haya osos?
Retiro las manos de su cara, se enjugo las lágrimas y con voz calmada contestó:
– ¡Claro que no!, ni aquí, ni en Colombia.
– ¿Y entonces? -retrucó el agente- ¿Qué le pasó?
– Había mucha neblina, poco se veía y al oír y ver ese animal con esos sonidos guturales, no me imaginé que fuera una mujer vomitando y le di dos golpes en la cabeza con este palo grande, que tengo listo, cuando salgo en las noches.
Fin.
Halloween es un cuento corto del escritor José Jair Nieto González © Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial sin la expresa autorización de su autor.
Sobre José Jair Nieto González
José Jair Nieto González nació el 15 de marzo de 1947 en Armenia, en el departamento de Quindío en Colombia. Jair estudió en Sevilla y Cali, ambos del departamento de Valle del Cauca.
Es tecnólogo del Sena Colombiano y trabajó 35 años en una empresa privada. Actualmente es pensionado.
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