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Las cuestionadas virtudes del chocolate

Las cuestionadas virtudes del chocolate. Dora Leonor Ponce, escritora de relatos autóctonos. Relato sobre el chocolate.

Amigos míos, Hoy les presento a su Majestad, el chocolate. Han de saber ustedes que el chocolate tiene sus virtudes intrínsecas y por ende, inamovibles. Por ejemplo, posee la gracia de jugar con quien lo consume, llenándole la piel de ronchas urticantes, cuando no se aloja impertinente, formando feos bultos en el abdomen de las señoras, las cuales ya no saben cómo disimular sus panzas para que no se les noten los rollos.

Del mismo modo que es capaz de otorgar la energía suficiente para patear la pelota con la maestría de un Maradona, es sumamente modesto y sólo se conforma con patear… el hígado de los pobres incautos que sucumben a su atracción. El sabor auténtico de una buena taza de chocolate humeante, cuya aromática esencia se expande con generosa gracia, no se parece a ningún sustituto, de esos con los que pretenden a veces, engañar a los chicos.

En consecuencia, el poder de competición de este producto, no admite ser comparado con ningún otro similar, sobre todo si está acompañado por un buen plato de vainillas o una rica porción de torta argentina. Así y todo… ¿Quién se resiste a hincar el diente en una barrita sustraída de la mesada, donde la están rallando para lanzarla a la cacerola con la leche en proceso? ¿Y quién sería capaz de rechazar un sabroso cono de chocolate relleno de dulce de leche…?

En rigor de verdad… ¿Se negarían a saborear el riquísimo producto en bloques y ramas que el nene o la nena trajeron de Bariloche sólo porque engordan? Seamos amplios y no discriminemos al chocolate por ser oscurito.

Han de saber ustedes, que este gigante gastronómico, fue descubierto por los indígenas de América, de donde es originario, quienes solían beberlo con las mismas expectativas que muchos ilustres ancianos guardan hoy por el Viagra. Claro es que, en la península de Yucatán, los nativos cuya piel, en feliz coincidencia, tiene el mismo color marrón del producto que nos ocupa, lo consumían como infusión, añadiéndole pimienta y otras especias, y lo tomaban frío.

Y bien… ¿Qué gusto tendrá el chocolate patrio con el que nos convidarán los candidatos el domingo próximo…? ¿Será amargo, picante o dulce? ¿Será chocolate de verdad o será cacao de baja calidad? ¿Será chocolate con vainillas o el chocolate gremialista de Moyano, un tanto cargadito y pesado?

Aguarden y verán.

Fin

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