Día internacional del Aire Puro – Tercer jueves de Noviembre
Sancionado hace más de treinta años, la Organización de las Naciones Unidas fomenta por medio de la conmemoración de este día la conciencia sobre el verdadero valor de un aire puro para el desarrollo de la vida saludable de cualquier ser vivo.
Durante los últimos años, los festejos se vieron inclinados hacia el control del consumo del tabaco como forma de conservación de la salud tanto de los fumadores activos como así también de su entorno. Este año decidimos enfocar el informe al motivo que dio origen a la conformación de un día característico: el estado del aire y su influencia en la vida de los seres humanos.
El increíble crecimiento demográfico de las últimas décadas ha producido un incremento de las fuentes de contaminación del aire, en especial en los países en vías de desarrollo. Podemos notarlo con facilidad al observar la cantidad de asentamientos industriales que rodean las principales ciudades latinas, en los graves problemas de movilidad que provocan la enorme variedad de automóviles que atraviesan la ciudad, como así también podemos notarlo en la cantidad de basurales a cielo abierto que son necesarios para tratar, mejor dicho amontonar, todos los residuos que descartamos.
Actualmente, cada una de éstas problemáticas permanece fuera del eje de la discusión de la sociedad, salvo por pequeñas manifestaciones esporádicas y mediáticas. Por ejemplo cerca del 80% del smog que se produce dentro de la ciudad, proviene de la combustión de automóviles. Para poder contrarrestar dicho valor es necesario impulsar desde los organismos estatales programas y políticas sociales de transporte público accesibles que incentiven dejar de lado el transporte privado.
Queda en evidencia así, que si seguimos considerando la movilidad de las personas exclusivamente como un negocio, continuaremos sufriendo las afecciones en la salud derivadas de los niveles de polución insalubres del aire, como lo son el asma, la bronquitis crónica e inclusive ciertas enfermedades cardíacas. Las más recientes investigaciones afirman que el nivel de contaminación de la ciudad, no permite que los efectos positivos de la actividad física lleguen a hacerse visibles.
Los especialistas explican que si bien durante la actividad física la funcionalidad pulmonar aumenta, la pobre calidad del aire que inspiramos obstruye la mejora que fomenta el ejercicio. Si hacemos un poco de memoria, los Juegos Olímpicos realizados en Beijing durante el año 2008, estuvieron al límite de la suspensión. Los atletas exigieron al Comité Olímpico evaluar a fondo los niveles nocivos del aire de la ciudad, señalando que alcanzaban valores amenazantes para su desarrollo deportivo.
Finalmente, las autoridades chinas tomaron todos los recaudos necesarios para garantizar las mejores condiciones ambientales y deportivas para preservar la salud de los deportistas. Todo el interés y el esfuerzo que se empleó para concretar las condiciones ideales durante los Juegos Olímpicos, debería ser la moneda corriente en cada ciudad del mundo, para brindar un aire sano y saludable a cada uno de sus ciudadanos.
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