La luna de la dulce mirada
Apenas se asoma la luna de la dulce mirada
hoyuelos de niña, nariz respingada
y en ambos ojos una morisqueta dibujada
es el rostro de una señorita creciente y encantada.
Si te sientes apenado y no quieres decir nada
Solo mírala y ya estarás transformado,
pues, con su sonrisa de amor te habrá hechizado.
Aunque luzca poco iluminada, paciente y calmada
Ella te invita a estar animado
Ya que cuando su velo se halle levantado
todo cuanto hallas sembrado
Se habrá multiplicado.
Fin
Poesía sugerida para niños a partir de seis años