Por Susana Ballaris.
Pájaros rojos en la ventana es un lindo cuento de imaginación y juegos de una niña y sus padres. Es un cuento de la escritora argentina Susana Ballaris. Cuentos infantiles sobre niñas.
Pájaros rojos en la ventana

Rulo es la hermana pequeña de Fito y dale que te dale, conversa con su mamá, un día cualquiera de un mes lleno de primavera.
Y le dice:
– «Mamá, voy a dar una vuelta a la manzana.»
– «Rulo, ¿una manzana roja, amarilla o verde?»
– «No, mamá ¡cómo voy a caminar sobre una manzana! ¡qué risa mamá!»
– «Rulo, no vas a ir sola.»
– «Voy a ir con mi muñeca, la de boca estirada, trenzas de lana y corazón de cartón.»
– «¿Corazón de cartón?»
– «Sí, es de cartón o de cartulina, porque no vive, no hace ruiditos, ni se mueve.»
– «Rulo, esperá. ¿Otra vez ir a dar vueltas a la manzana?»
– «¡Quiero conocer el mundo!»
– «¿Mundo?, ¿qué sabes lo que es el mundo?»
– «A mí me gusta decir mundo. Decilo vos mamá… Muuundooo. ¿acaso papá no dice que para conocer el mundo hay que salir?»
– «Pero, nena ese es un dicho.»
– «Y bueno si es un dicho, es porque lo dijo.»
– «Bueno, bueno Rulo, un dicho es un dicho y estará bien ese dicho que han dicho ese dicho que he dicho yo. Ay, Rulo, ¡me haces decir trabalenguas!»
– «¿Traba… qué? Mamá, me mareás.»
Y así diciendo, se encamina hacia la puerta de salida.
Cuando regresa de su vuelta redonda a la manzana, dice que las bocinas la dejaron sorda, que los silbidos le llenaron las orejas, que las esquinas, que las cáscaras, que las alas, que las semillas y que vio y que vio.
Un día sábado, aprovechando que Fito, el hermano mayor de Rulo se había ido a jugar con sus amigos al patio de los membrillos, los papás deciden abrir una ventana para jugar.
¡Cuántas palabras del mundo pueden entrar a través de ella!
– «Vení Rulo. Vamos a abrir la ventana del otoño.»
– «¿Con la muñeca, mamá?»
– «Sí, con la muñeca, ¿vamos a ver cuántas palabras pueden entrar por la ventana? Entrarán las que tienen sonidos, temblores, olores y si no te parás bien, te harán trastabillar.»
– «¿Tras… ta… qué?»
– «Trastabillar. Imagina que entran tantas palabras, tanta luz, tanto ruido, que los tres nos vamos a sentir como si el viento nos tumbara.»
– «¿Qué es imaginar, mamá?»
– «Imaginar, imaginar es poner dibujitos detrás de la frente.»
– «¿Hay que pegarlos?»
– «No.»
– «¿Y cómo los pongo?»
– «Ummm, a ver, a ver.»
– «Mamá» -insiste Rulo– «¿cómo pongo los dibujitos detrás de la frente?»
– «Y, lo hacés imaginariamente. Probá a cerrar los ojos y pensá en la muñeca que querés tener: rubia, morena, colorada. ¿A ver? ¿La imaginás?.»
– «Sí, yo cerré los ojos y vi la muñeca que quería, pero cuando los abrí ¡alguien me la robó!»
– «Noo, Rulo, nadie te la robó. Bueno, en realidad no sé cómo explicártelo.»
Mientras tanto, el papá abre la ventana, de par en par.
Y es allí, donde nace la magia. Comienzan a entrar palabras: árboles, pájaros, cantos, nidos, sol, rayos, brisa,cielo. Es entonces, que el papá le dice:
– «¿Jugamos?»
– «Sí, sí, sí.»
– «Rulo, entran un montón de palabras.»
– «Papá, ¿cuántas son un montón?»
– «Muchas.»
– «Ah no así no vale ¿ cómo voy a saber cuántas palabras van a entrar?»
– «Señorita Rulo, quiere hacerme el favor de ponerse a jugar.»
– «Yo empiezo» -dice el papá- «¡carcajada!»
– «Chocolate.» -responde Rulo.
– «Grillos.» -sigue el papá.
– «Cucarachas.»
– «Avenida.»
– «Hormiguero.»
– «Estrellas.»
– «Chiclets.»
– «Miradas.»
– «Tacos de mamá.»
Y así riendo y riendo, Doña Rulo y su papá juegan hasta que el otoño pinta de gris el sol.
Desde ese día la niña corre descalza o con sus grandes medias de lana a imaginar cómo entran por la ventana palabras cada vez más lejanas, cada vez más altas, más tibias, más largas.
Pasan los meses y un día Rulo llama a su mamá:
– «Mamá, vení.»
– «Estoy ocupada.»
– «Mamá, mira en el balcón hay unas hojas de árbol coloradas.»
– «¿Y?»
– «Parecen pájaros.»
– «¿Pájaros?»
– «Sí, pájaros rojos… en la ventana.»
– «¿Pájaros rojos en la ventana?»
– «Sí, mamá puse dibujitos detrás de la frente y comencé a imaginar. Están acurrucados, parecen dormidos.»
– «Rulo, ¿dónde estás?»
– «Mirando la primavera, mamá.»
– «¿Dónde estás?»
– «Aquí, mirando el campo.»
– «¿El campo? ¿A estas horas?»
– «Sí, mamá, como vos me lo habías enseñado. Puse el dibujito detrás de mi frente y vieras, al cerrar los ojos siento el aroma a campo, todo parece alegrarme.»
– «Ummm, ¡qué imaginación!»
– «Mamá, ¿acaso vos y papá no me enseñaron que abriendo una ventana, podía ver lo que yo quisiera, lo que quisiera imaginar… las cáscaras, las semillas, el viento, la vida y hasta alguna rosa?»
La mamá sonríe y recuerda a aquella Rulo, de un tiempo atrás que pedía:
– «Mamá ¿puedo ir a dar una vuelta a la manzana?»
– «¿Una manzana roja, amarilla o verde?»
– «Mamá, ¡No! mamá, ¿ cómo voy a caminar sobre una manzana?, ¡qué risa!»
Fin.
Pájaros rojos en la ventana es un cuento infantil que nos envió su autora, la escritora argentina Susana Ballaris a través de nuestro correo electrónico de publicación. Ilustró: Viviana Qüesta.
Sobre Susana Ballaris
Hija de Antonio e Irma.
Mamá de Virginia y María Elisa.
Abuela de Joaquín, Juan Facundo y Lorenzo.
Maestra de niños pequeños en aulas llenas de luz.
Fundadora de talleres en Gálvez: La hora del cuento
En Rosario: Brujitas y brujitos narradores.
Docente-escritora-narradora.
Escribió:
- Moños Rojos.
- Abuela Carlota.
- Gustavo.
- Juanito en su esquina feliz.
- Porque yo soy poeta.
- Doña Etelvina.
- Mi pancita llena de nubes.
- Un sol en la mirada.
- Caramelos de frutilla.
- Pájaros rojos en la ventana.
- Estrellitas de azúcar y limón.
- Membrillo de luz.
- La almohada cuentera.
- Caravana de cebollas.
- La frutillita india.
- Novela infantil y juvenil Barrio Los Membrillos todos para niños.
- Lunazul para adultos.
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