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Día del niño: que sea un día distinto

Pronto festejaremos el Día del niño y la niña. Por eso, una buena iniciativa es repensar la manera en que nos estamos vinculando con los chicos que nos rodean o que están a nuestro cuidado. ¿Cuándo fue la última vez que jugamos, cocinamos o hicimos manualidades con ellos? ¿Cuándo fue la última vez que reímos juntos? ¿Hace mucho que no leemos un cuento con ellos?
Por los cuidados especiales que requieren los niños y las niñas nos obligan a ofrecerles miradas constantes y a estar atentos a sus necesidades. A veces olvidamos que hay muchas cosas que tienen para darnos. A veces dejamos de lado todas las oportunidades que nos ofrecen para ver el mundo de una manera distinta, o recordarnos aspectos de nuestra propia niñez que habíamos dejado escondidos en el baúl de los recuerdos.
Porque la niñez no es sólo una etapa evolutiva que requiere de cuidados especiales para garantizar su integridad física, psíquica y social. Y que haya niños no significa que haya niñez. Los niños con niñez no sólo son niños a los que hay que cuidar y proteger, sino que son niños concretos y reales a los que hay que ofrecerles la posibilidad de hacer valer su voz y sus derechos, de conquistar su autonomía y construir su libertad de una manera saludable.
Los niños tienen capacidades y vocación por algo, su desarrollo depende en gran medida de las posibilidades que se les brinden y es por eso que hay que respetar sus recursos e iniciativas propias, valorando sus esfuerzos y sus dificultades, atender a sus necesidades de expresión tal como lo es el juego. Tenemos que considerar que el juego es un aprendizaje que se construye con los otros y si esos otros significativos para los chicos no tienen la disponibilidad y la capacidad de disfrute para construir este espacio junto a ellos la niñez desaparece.
Los niños y las niñas deben crecer en ambientes de respeto, felicidad, amor y comprensión para asegurar un pleno y armonioso desarrollo de su personalidad y de sus capacidades. Cuando los vínculos con ellos son sanos, subjetivamente pueden interiorizar una figura adulta estable y disponible que les confiere seguridad para explorar el afuera y aprender a relacionarse con otros. En este sentido, ¿estamos acompañando a nuestros niños para que desarrollen la búsqueda de la paz, la tolerancia hacia la diferencia, hacia la libertad y a ejercer la solidaridad?
Por supuesto que los niños y las niñas van a esperar un regalo, pero no olvidemos que las cosas más importantes, aquellas sobre las cuales van a sostenerse para ser felices, no se pagan ni se compran.
Por Alejandra Vázquez, licenciada en psicología (MN 37008) de Proyecto Surcos

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