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Por Dolores Espinosa. Trabalenguas infantiles largos

Trabalenguas Erre que erre que fue escrito por la escritora española Dolores Espinosa.

Erre que erre

animales1

Erre que erre, el burrero arreaba al burro cazurro,
Arre que arre, arreaba el arriero al burro.
Y arreando, correteando, carreteando y burreando
subían al monte arriero, carreta y burro.

Trae el trasgo el trigo a través del trigal,
y un troll traicionero le roba el cereal.
El trasgo travieso trota tras el troll
y trota que te trota, trepa que trepó,
trata de atraparlo pero se escapó.
Traía el trasgo el trigo a través del trigal
pero el troll traicionero le robó el cereal.

Lula, la lechuza, ulula en el álamo
y allá, en el llano, aulla el alano.
Lula, la lechuza, aletea,
se lanza, se avalanza y alardea.

Y en su  laurel oloroso, Manuelo, el mochuelo, contempla, alelado,
el aleteo de la lechuza, el álamo dorado,
el aullador alano y el llano alistado.
La nana de Ana le canta a la luna,
a la luna le canta la nana de Ana,
una nana, nanita, nana,
una nana le canta a la luna
la anciana nana de Ana.

Un elefante, elegante, enervante y exultante,
desfilaba desafiante y trompeteante.
Un elefante, elegante, enervante y exultante,
alzando la trompa amenazante,
desfilaba acechante,
siempre adelante.

Rumbo al río refrescante desfilaba
un elefante, elegante, anhelante y exultante.
Silba la serpiente y susurra sapiente.
Sibilina y sigilosa, silba la serpiente.
Susurra y suspira suspiros susurrantes,
sisea, sosegada, sesuda y sibilante,
seiscientos sesenta y seis susurros supirantes.

El ñandú es un ñoño, decía el ñu,
menuda ñoñería pensaba el ñandú.
El ñandú, desdeñado, amaña una fiesta,
con piñata, con ñame y su buena peineta.

Invitó al ruiseñor y a la cigüeña,
a la vicuña, a la piraña y hasta a una zarigüeya,
e incluso la araña se apaña un puesto con maña.
Tan sólo olvidó el pobre ñandú
invitar a su cabaña al oso ojeroso y al joven ñu.

Y así, a la mañana, tras la maraña,
con muchas legañas bajo las pestañas,
comentaba desdeñoso el ñu:
el ñandú es un soso,
lo sabemos yo y el oso.

Menuda mandarina María merendó,
menuda merienda que se zampó.
Mirando la madarina Macario pensó
que una manzana sería mejor.
Menuda mandarina María merendó,
menuda manzana Macario se zampó.

Mirando la mandarina y la manzana, Mariela opinó
que un melocotón sabría mejor.
Menuda mandarina María merendó,
menuda manzana Macario se zampó,
menudo melocotón Mariela devoró.

Mirando la mandarina, la manzana y el melocotón
Marcelo pensó que un membrillo estaría mejor.
Menuda mandarina María merendó,
menuda manzana Macario se zampó,
menudo melocotón Mariela devoró,
menudo membrillo Marcelo tragó.

Y tras la merienda nada quedó:
ni mandarina ni manzana, ni membrillo ni melocotón.

Fin.

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