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Sapo Claus es uno de los bellos cuentos infantiles de navidad para niños escrito por Luz Teresa Sánchez Ibarra, cuento sugerido para niños a partir de seis años.

Había una vez un lindo y muy bondadoso sapito llamado Troy, al cual le encantaba la Navidad.

Su más grande deseo era ser como Santa Claus. En su charco su familia le decía que él era solamente un sapo saltarín y así seguiría siendo por siempre.

-Mira querido Troy, los sapitos no son como Santa Claus- le decía su mama.

Sin embargo, él no se daba por vencido, y se decía así mismo.

-Quiero que Santa me lo diga en persona y solo entonces quizás me olvide de ese deseo.

Así que un día, faltando sólo una semana para noche buena, Troy tomó camino hacia el Polo Norte.

Se fue saltando, saltando, y saltando y recorrió tantos charcos antes de llegar al Polo.

En cada charco encontraba a algún compañerito, cada uno de ellos le preguntaba.

-¿A donde te diriges amiguito?

Troy entusiasmado respondía de inmediato.

-Voy al Polo Norte, a buscar a Santa Claus, porque quiero ser como él.

Enseguida se echaban a reír, al mismo tiempo que le hacían desalentadores comentarios.

-¡Ja ja ja! los sapos no pueden ser como Santa Claus, los sapos somos sapos y punto, es mejor que te regreses a tu charco.

Todos Le decían lo mismo y durante todo el camino le seguían diciendo, pero Troy, no se desanimaba, él seguía saltando, saltando y saltando.

De pronto, observó todo blanco y no encontró ni un solo charco. Entonces se dio cuenta que ya estaba en el Polo. Observó un pequeño caminito que parecía una pista de patinaje, hasta brillaba de lo lisa que estaba.

Troy estaba tan feliz que de inmediato se lanzó al camino queriendo pegar brinquitos y se dio un tremendo resbalón que de panza hasta que la puerta de la fábrica de Santa.
¡Top! Se escuchó y el pobre sapito desmayado quedó.

Un duende de Santa abrió la puerta y en el piso tirado al pobre Troy desmayado fue lo que encontró, lo tomó en sus pequeñas manos y a Santa se lo entregó. Estaba tan frio el pobre sapito que Santa de inmediato lo envolvió en un trapito.

Cuando Troy abrió sus ojitos apenas pudo distinguir a un hombre panzoncito y de la emoción el pobre, nuevamente se desmayó.

Cuando despertó y se dio cuenta que estaba en la hermosa fábrica de Santa se emocionó tanto que a la barba de santa brincó.

-Santa, Santa ¿Eres tú? ¿De verdad eres tú? ¿O acaso estoy muerto? ¿Y viniste a darme mi último adiós?

-No pequeño -de inmediato le dijo Santa -Estas muy vivo- ¿Dime qué haces aquí tan lejos de tu hogar?

El sapito le respondió emocionado.

-He venido porque quiero ser como tú, dime ¿qué debo hacer para lograrlo?

Santa un poco desconcertado, pero muy animado le dijo.

-Lo primero y más importante, ya lo hiciste, y es estar aquí y luchar por tus sueños.

Ahora yo te convertiré en mi ayudante. Apenas si tenemos tiempo de prepararte ya faltan solo tres días para noche buena, y este año la mayoría de niños se portaron excelente, así que tendremos muchos más regalos para repartir. Tendremos que hacerte unos pequeños cambios mi querido amiguito.

Santa le dio de comer al sapito un insecto de chocolate, pero no de cualquier chocolate.

Este chocolate era un chocolate mágico, que hizo que el sapito ya no fuera un sapito sino un gran sapo.

Se convirtió en un sapo de buen tamaño para poder agarrar los enormes regalos que santa les entregaría a los niños grandotes.

¡Vaya! El sapito estaba tan feliz con su nuevo tamaño que comenzó a dar brincos de alegría, tanto que algunos juguetes de las mesas se caían.

-Calma, calma no brinques tanto- Le dijo santa.

Enseguida un duendecito le trajo un hermoso traje rojo y un gorro navideño al enorme sapito, y así en una pequeña ceremonia santa lo nombró: Sapo Claus.

Por fin llegó Noche Buena. Santa y Sapo Claus recorrieron todo el mundo, entregando obsequios a todos los niños que se habían portado bien.

Troy se quedó a vivir con Santa.

En ocasiones, Santa le devolvía su tamaño original y Troy feliz viajaba a visitar a su familia.

Algunas veces vestía de Sapo Claus.

Mas sólo lo hacía con su familia y su madre apenada le decía.

-Querido Troy, lamento no haberte apoyado, mírate ahora. Te esforzaste tanto por lograr tu deseo y ahora eres un hermoso Sapo Claus.

El resto de su familia se disculpó con él y de ahí en adelante todos lucharon por hacer realidad sus deseos.

Y Troy vivió feliz siendo Sapo Claus.

Fin

Cuento sugerido para niños a partir de seis años

ILUSTRACION PINTEREST

Sapo Claus es uno de los bellos cuentos infantiles de navidad para niños escrito por Luz Teresa Sánchez Ibarra, cuento sugerido para niños a partir de seis años.

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