Las dietas de las conejas es una de los bellos cuentos sobre conejos para niños escrito por Gisela de la Tierra, un cuento sugerido para niños de todas las edades.
La coneja Tila se miró en el agua del río y se vio gorda, le preguntó a las otras si sus ojos no la engañaban. Algunas le dieron su parecer, pero le pidieron que no se alarmara pues podía utilizar métodos para corregir el caso, sin embargo, hubo una que con tono burlón le dijo:
—Claro que no te engañan tus ojos, estás obesa ¡Tienes que hacer dieta!
La coneja no se perturbó, con toda calma le contestó:
—No sé cómo hice esa pregunta si tengo buena vista con los demás, cómo no tenerla conmigo misma. Mira si es así que veo crecer tu panza por días a pesar de no estar embarazada porque a tus años, no podrías. No te vendrían mal unos ejercicios para eliminar esos tejidos grasos. Cuando me observé, pude darme cuenta que mi gordura es generalizada. Me llevaré por tu consejo: haré dieta, además ejercicios y cuando baje de peso estaré nuevamente como se dice: ¡En forma!
Dando saltos se alejó y dejó llena de rabia a la imprudente coneja quien se palpó su desproporcionado vientre. Se apartó de las otras que rieron a carcajadas e hizo tantos y equivocados ejercicios que acabó extenuada.
Al día siguiente comenzó a hacer dietas, pero eligió una equivocada y en vez de rebajar aumentó de peso y creció, aún más, aquella voluminosa panza. Cuando al fin se decidió dejarse ver y pensando que estaba en forma, caminó con cierta modalidad entre los de su especie y estos llegaron a la conclusión que había enloquecido y lo afirmaron cuando comenzó a decir un discurso incoherente y mirar con soberbia a los demás. Terminó su perorata diciendo:
—Amigos míos, les aconsejo hacer una dieta a base de carbohidratos, lograrán obtener una figura esbelta como yo —. Hizo luego un mal giro y cayó al suelo boca arriba dejando ver su abultado vientre que más bien parecía un globo a punto de explotar.
Entonces sí que los demás rieron con ganas, mientras que la gorda coneja hacía lo imposible por levantarse del suelo y como nadie la ayudó, tuvo que quedarse en esa posición hasta que llegó un enorme conejo que la ayudó a pararse. Con ira injurió a los presentes y hasta los llamó ignorantes.
Un día le dio por mirarse en las aguas del río y lanzó un grito de decepción.
— ¿Esa soy yo? ¡Sí soy yo! Aquí no hay nadie más. ¿Qué he hecho? Qué pregunta más tonta la mía. Hice una dieta equivocada. ¿Por qué no fui a ver primero a un médico especialista en la materia? —.Y culpándose, buscó inmediatamente a un sabio conejo que le orientó qué debía comer.
Cuando bajó de peso fue donde estaban los de su raza y con sinceridad, se excusó. A partir de ese momento no comió más carbohidratos y se alimentó adecuadamente. También Tila, que siguiéndose estrictamente por las indicaciones de un experto, logró estilizar su cuerpo.
Las dietas de las conejas es una de los bellos cuentos sobre conejos para niños escrito por Gisela de la Tierra, un cuento sugerido para niños de todas las edades.