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Dos Cabritos Agradecidos es uno de los más lindos cuentos infantiles de cabritos, escrito por Winda Burgos, un bello cuento sugerido para niños de todas las edades. 
Es un día de madrugada y el gallo canta. Su canto era esperado por todos los animales de la granja. La vaca se coloca en posición, pues ya sabe que la van a ordeñar. El granjero se acaba su tacita de café y camina hacia el establo, donde lo esperan sus animales. Ya ordeñó la vaca, recogió los huevos de las gallinas y alimentó a todos sus animales. Fue de camino a su humilde casita donde estaba su esposa. Los tres niños que tienen, dormían un poco más. Al sonar la alarma, se levantaron para desayunar e ir a la escuela. El granjero los lleva a la escuela que queda de camino a la plaza del mercado donde vende lo obtenido en su granja. Ya vendida la leche y los huevos, se va a su casa. Antes de llegar a su granja, encontró una cabra moribunda y junto a ella sus dos cabritos. Decidió llevarlos con él al establo. Allí les dio de comer y beber. Luego, los cabritos se quedaron dormidos. Al otro día se levantó como todos los días con el sonido del gallo. Caminó al establo y encontró los dos cabritos muy tristes, pues la mamá había fallecido. La enterró en el patio. Les habló a sus animales y les pidió que lo ayudaran a cuidar a los dos cabritos. La vaca movió la cola, las gallinas cacarearon y el caballo relinchó muy alto, el cerdo y su esposa chillaron.  El granjero imaginó que eso fue una respuesta positiva de parte de todos sus animales. El granjero esperó que sus tres niños llegaran de la escuela y vieran a los dos cabritos. Sabía que se pondrían felices. Tan pronto los vieron, los abrazaron y le dieron de comer. Buscaron yerba y leche.
Los cabritos crecían y crecían. Ayudaban al granjero comiéndose la yerba que crecía alrededor de la granja. El granjero y su esposa sembraban hortalizas en el patio frente a su humilde casa. Cuando de momento, sintieron un ruido de varios automóviles  que llegaban a su granja. El granjero salió a ver quiénes estaban de visita ya que nadie los visitaba. Se bajó de uno de las autos un señor muy elegante y le preguntó al campesino si había visto una cabra y dos cabritos que se le habían escapado de su finca hacía como 5 meses. El granjero se asustó pues sabía que eran los cabritos que él había encontrado. Le dijo al señor que por qué si se habían escapado hacía 5 meses los buscaba ahora. El señor le contestó que ya debían de estar grandes y deseaba matarlos para comer de sus carnes. El granjero le dijo con una voz entrecortada que él no los ha visto. El señor no confió en su palabra y le pidió ver el establo. El granjero le dijo que podía entrar pero que se tenía que ir rápido de su granja. El señor entró al establo y no vio nada, solo los animales del granjero. El señor se retiró y el granjero buscó a los dos cabritos y se dio cuenta que los animales habían escondido los cabritos entre todos ellos. El granjero estaba muy feliz, él sabía que le dijo una mentira, pero en realidad era por una buena causa, para que el señor no matara a los cabritos. El granjero se dio cuenta que sus animales entendían el amor que él les tiene y ellos eran bien agradecidos. El granjero decidió sacar los animales del establo y que solo entraran para dormir, que el resto del día se lo pasaran libres alrededor de su granja. Los cabritos querían ayudar al granjero para que ganara más dinero en la plaza del mercado. En las noches, cuando todos los animales dormían, los dos cabritos salían y buscaban semillas de frutas y de vegetales los cuales sembraban detrás de la humilde casita del granjero.
Pasaron varios meses y el granjero fue detrás de su casa y encontró una hermosa siembra de frutas y vegetales, él estaba muy sorprendido, no sabía en qué momento crecieron esas chinas, limones, mangos, quenepas, aguacates, mazorcas de maíz, calabazas, pimientos, melones y zanahorias.  Ya estaban listos para recoger.  El granjero llamó a su esposa y niños y juntos recogieron los frutos y los llevaron a la plaza del mercado.  Salieron de allí con tanto dinero que no sabían qué hacer con él.  Ya en su casita pensaron que lo primero que harían sería arreglar su pequeño hogar y el establo. Comprarían algunos juguetes a sus niños y también ropa y zapatos. Los frutos y vegetales seguían creciendo. El granjero y su esposa se hicieron de más animales. Estaban muy felices. El granjero se dio cuenta una noche que los dos cabritos eran los que sembraban. Este sintió en su corazón que estaba bendecido al amar los animales y que los animales le devolvieran ese amor.
Dos Cabritos Agradecidos es uno de los más lindos cuentos infantiles de cabritos, escrito por Winda Burgos, un bello cuento sugerido para niños de todas las edades. 

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