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Por Andrés Alfredo López Cesar. Reflexiones

La soledad y los recuerdos

La soledad es un reino donde los súbditos son los recuerdos, algunos que ya son sombras, solo que no lo saben.

Algunos súbditos se han revelado, no quieren ser mas sombras , quieren volver a la realidad, dejar de ser recuerdos y salir de la obscuridad.

Existen muchos tipos de recuerdos, tantos como súbditos en el reino de las remembranzas.
Algunos son recuerdos dulces, tiernos, vienen lentamente navegando en el mar de la tranquilidad, traídos por una suave brisa, displicentes y nos alegran el alma.

Los disfrutamos con verdadero placer.

Luego están aquéllos que llegan en tropel, como una manada de caballos salvajes, todos luchando entre si por llegar primero.

Llegan lastimando, tanto como cuándo eran realidades, antes de ser tristes habitantes del reino del olvido.

Luego luchan por no irse, con inusitado vigor, entonces los disfrazamos de muertos sin su consentimiento pero siguen siendo lobos hambrientos con pieles de ovejas.

Y mordisquean el alma.

Los conozco demasiado bien.

Los recuerdos tienen fecha y lugar de nacimiento, entonces vienen hasta nuestros mundos por infinidad de motivos, fragancias, colores, fotos, frases, canciones y hasta por algún silencio..

Pero no tienen fecha de muerte, apenas de desaparecidos de forma temporal.

Cuando hablamos de ellos, lo hacemos parecer o comparar como si fueran personas, los catalogamos como “malos recuerdos “ o “ buenos recuerdos “.

Son complejos los recuerdos, a veces incomprensibles, otras en retazos como en un complejo puzzle.

No sé en los demás, pero en mi, son los recuerdos viejos amigos o viejos enemigos, pero fieles al pasar del tiempo, nunca ninguno cambió de postura e insistencia.

Luego están aquellos que son recuerdos de tiempos perdidos.

Dicen los sabios árabes que existen tres cosas que una vez perdidas , no se recuperan jamás ….una flecha lanzada al espacio, una palabra no dicha a tiempo, un día perdido.

Tiempo perdido es dedicarlo a odiar, a perseguir, a no perdonar.

Amar es el mayor sentimiento que la humanidad puede experimentar

Enseñar a nuestros hijos y nietos a decir ….”te amo “ y jamás enseñarles que existe una frase que dice “ te aborrezco “

Tiempo perdido es observar crecer el árbol y olvidar las raíces.

Luego están los recuerdos tristes.

Ellos, los tristes nos hacen llorar, pero las lágrimas son la única forma de lavar el alma y la dejan resplandeciente.

A veces los recuerdos tristes son por alguien querido que no está mas con nosotros.

Pero nos queda el consuelo de que llegado su momento, el giro de la rueda de tiempo, nos hará encontrarnos a todos en el lugar prometido.

Abrir el cajón de los buenos recuerdos fue lindo para mí y a los que son muy malos, encerrarlos en un cajón olvidado y tirar la llave bien lejos.

Por eso, venid recuerdos, os espero, no tengáis reparos… aquí me hallaréis.

Fin.

Reflexión sugerida para jóvenes y adultos.

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