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Los cuentos clásicos y la violencia implícita

Los cuentos clásicos y la violencia implícita

Los famosos cuentos clásicos forman una parte muy especial de los recuerdos de infancia de la mayoría de los adultos actuales y es por eso que resulta algo difícil analizarlos con ojo crítico. Pero lo cierto es que las historias míticas con las que nos criamos, tienen muchos mensajes de violencia directa, por no pensar en la violencia simbólica que también encierran.

La Cenicienta, Blancanieves, la Bella Durmiente, Caperucita Roja por citar las historias más populares, son realmente cruentas si nos ponemos a pensar en ellas sin el halo de dulzura con el que el recuerdo de nuestros primeros años las tiñe.

Brujas y madrastras desalmadas, lobos feroces, peligro acechando por doquier, desvalidas doncellas que solamente logran ser rescatadas por un “apuesto” príncipe del que se enamoran perdidamente sin siquiera conocerlo y logra solucionar todos los problemas que ellas por sí mismas no podían reparar, son sólo algunos de los puntos de vista que desde nuestra visión moderna nos resultan chocantes.

Cabe más aún el asombro si sabemos que los famosos hermanos Grimm – autores de algunas de las historias más renombradas como Blancanieves, Cenicienta,Hansel y Gretel, Rapunzel o la Bella durmiente, se han inspirado en relatos de la tradición oral alemana, pero que han tenido que edulcorarlos para que puedan llegar a los niños. Sí, esto significa que eran aún peores.

En efecto, muchas veces era la propia madre de la heroína la que le causaba tantos males y no simplemente una madrastra, al tiempo que el castigo para los villanos era demasiado sádico para un público infantil, entre otros detalles que la historia que ha llegado hasta nuestros días nos ha ahorrado – afortunadamente –, y que daban cuenta de la extrema dureza de la Edad Media, cuando se registra su surgimiento.

Lo cierto es que actualmente, muchos niños siguen consumiendo esas historias, y son sus padres quienes se cuestionan si es correcto contarles relatos con situaciones claramente crueles, como niños abandonados a su suerte en el bosque, madrastras que mandan a asesinar a su hijastra por celos y envidia, y una vez más, el lugar de la mujer confinado a las tareas de la casa hasta que es rescatada por un príncipe.

Cierto es que en muchos casos, también hay algunos valores positivos, como la solidaridad, la amistad, la lealtad y la bondad, aunque quizá se opacan ante la contundencia de los detalles oscuros de las narraciones.

Es así que muchos son los que prefieren contarles a sus hijos otro tipo de relatos más enriquecedores, y para eso se necesita nuevos autores, con una visión actual, que escriban para los niños del futuro, de forma tal que puedan transmitírseles valores positivos acordes a los tiempos que les toca vivir.

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