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Por Clr. Julio César Vergara.

¿Qué es compartir?. Lic. Julio César Vergara. Consultor Psicológico

Me miró como si le hubiese preguntado de qué color es el caballo blanco de San Martín. Una mezcla de sorpresa, desconfianza y resignación. Repetí la pregunta para que no quedara ninguna duda acerca del enunciado y no me moví de mi asiento.

Como no di muestras de hacer ningún otro comentario se puso mas seria y haciendo un esfuerzo visible de concentración, dijo:

Compartir es….compartir.

Apenas terminó de decir la frase y ayudada seguramente por la expresión de mi rostro, intentó darme un par de definiciones que de la misma manera quedaban cortas. Muy similares a la primera. Pasado el primer momento de sorpresa, la sensación reinante era la de cierta estupefacción por no poder responder una pregunta que a priori parecía tan obvia.

Y de eso se trata este texto. A veces creemos que hablamos de una cosa cuando en realidad nos referimos a otra. En otros casos estamos convencidos que algo ES tal y cual lo venimos pensando desde siempre sin detenernos a confirmar que esto sea así.

No se trata de confirmar la universalidad de una palabra o una idea. Pero de vez en cuando es menester revisar algunos conceptos a fin de afinar la percepción que tenemos de los mismos. Volvamos al ejemplo anterior. ¿Qué es compartir? Va de suyo que en primera instancia se trata de una acción que alguien lleva adelante con otro.

Compartir un trozo de chocolate, una silla, un día de campo o una salida al cine, una emoción. Hasta ahí creo que estamos todos de acuerdo. Sin embargo vamos un poco más allá. Cuando escuchamos decir: “Él/Ella no comparte cosas conmigo “; ¿qué es exactamente lo que quiere decir? Porque muchas veces sucede que esto es dicho por alguien que está refiriéndose a un otro que está a su lado casi todo el tiempo. Novia/o; esposa/o; madre/hija/o, etc.

Y cabe suponer entonces que cuando se lamentan de ese NO compartir se refieren a algo mas que al tiempo que están juntos o a las actividades que ocasionalmente puedan realizar entre sí. Y tal vez sea este el punto al que me interesa referirme; el disparador de la pregunta:

¿Qué es compartir? Y para no hacer esto demasiado largo creo que es mejor hacerlo con algunos ejemplos sencillos. Compartir no sólo es realizar una misma actividad con otro. Se trata de disfrutar esta actividad. Compartir no es comer la misma comida que el resto. Se trata de no criticar la comida del otro.

Compartir no es acompañar el deseo ajeno con cara de resignación o malhumor. Compartir no tiene nada que ver con la especulación de “hoy por vos y mañana por mí”. En el acto de compartir es necesario que confluyan el respeto, la consideración, el placer de dar, la satisfacción del acto de compartir en sí mismo.

Si acompañamos a alguien a ver una obra de teatro que sabemos que no nos va a gustar, no podemos estar en la sala con los ojos cerrados escuchando música con el MP3. No sólo es grosero, sino que le quita al acto de estar al lado del otro la consideración y el respeto necesario en una relación sea esta del carácter que fuera. Además el otro no tarda en notar nuestra incomodidad y eso le provoca que rápidamente él también pierda el interés por lo que sucede en el escenario y se prive de disfrutar de la obra. Eso no es compartir.

Si vamos a criticar todo el tiempo el restaurante que eligió el otro, va a ocurrir algo similar. No sólo vamos a perder la oportunidad de disfrutar de la comida nosotros sino que vamos a arrastrar a la insatisfacción a nuestro partenaire. Esta situación puede ser vista en los diferentes escenarios de la vida diaria.

Cada vez que hablemos de compartir, debemos tener en cuenta que no se trata sólo de acompañar la acción, sino que es preciso agregar una cuota de respeto, de aceptación, de consideración. ¿Por qué? Porque si no es así no se trata de compartir. Se trataría solo de una actuación poco convincente, nada profunda y mentirosa de nuestra parte. Cuando compartimos todas partes deben estar satisfechas.

Cuando compartimos, si lo vemos desde afuera no debe haber diferencias entre las partes. No deberíamos reconocer entre el acompañado y el acompañante. Ambos se ven igual de divertidos, o satisfechos. El primero porque está llevando adelante su deseo. El segundo porque es parte de ese deseo y disfruta que el otro pueda disfrutar.

De tal forma que cuando hablemos de COMPARTIR no tenemos que olvidarnos del componente solidario y amoroso que comprende esta acción. Sobretodo cuando efectivamente el acompañante no suscribe el objeto a compartir. Es ahí cuando aparece el verdadero COMPARTIR.

Compartir es mas una muestra de afecto que otra cosa. En la consulta suele aparecer esto vinculado con la soledad. Es decir, la frase del principio: “Ell/Él no me acompaña…” Ella o El aunque están presentes físicamente, no lo están desde el lugar de verdadero acompañante que describí antes en el verdadero COMPARTIR.

Y esa posición es la que genera en el acompañado la sensación de de soledad. Por eso es interesante reflexionar acerca del verdadero significado de las palabras.

Porque a veces sucede que hablamos de cosas distintas y como dijo Sócrates: “si vamos a discutir acerca de la utilidad de una mesa, primero pongámonos de acuerdo en qué es utilidad y qué es mesa…”

Aprendamos a COMPARTIR. Tal vez sea la manera más directa y eficiente de mejorarnos como personas.

Gracias. Quería compartirlo con Uds.

Clr. Julio César Vergara
Teléfono informes: 155 845 2142
Atención Zona Sur G.B.A. – Argentina

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