Pirinchina, la bruja adivina. Poesía infantil sobre una brujita.
Pirinchina, la bruja adivina
con ojos de noche y piel de cartulina
pies de gelatina, mirada de algodón
camina y se da un gran coscorrón.
Vuelan escobas, salen fantasmas
corren los duendes y extrañas ánimas
De un viejo libro, en oscuro lenguaje
prepara pócimas y brebajes: ¡Qué coraje!
Hace gran alboroto, seguro algún hueso roto
pues con pim pam pum... ¡cataplum!
más de un susto se ha de llevar, sus hechizos salen mal.
La escoba no le anda
su murciélago no le habla
el caldero no le hierve
y toda magia se disuelve
así es Pirinchina, la bruja adivina
Sombrero con agujero y zapatos sin zapatero
un vestido remendón y un viejo zurrón
y unas medias rayadas todas malgastadas
sólo su sonrisa a Poroto causa risa
pero así es Pirinchina, la bruja adivina
Imagina estrellas y planetas
y volar en la cola de algún cometa
mezcla hojas de muérdago con ojos de tritón
alitas de murciélago y bostezo de dragón
algún día será bruja, brujita, brujaza
mientras, a su sueño abraza
Sin fantasía no hay mundo ni poesía,
y sin Pirinchina, pues, no hay brujas adivinas
Fin