Por Cecilia Maurig. Poemas infantiles.
Otra oportunidad. Poesía de. Poemas. Poesía para niños. Poesía infantil. Poesía de animales.
Otra oportunidad
Rebeca, triste, hace muecas
mientras contempla su imagen
en aguas nada profundas
del manantial "La Iracunda".
Taciturna, algo nerviosa…
-Hoy me pondría contenta
una tormenta violenta
para que aumente el caudal
de mi casa vegetal.
Soy náyade, no nereida
que vive en mar tempestuoso.
Mi hogar es muy decoroso
pero nada turbulento.
No hay olas, ni caracoles,
ni corales tornasoles,
ni anémonas movedizas
que meciéndose sin brisa
bailen cerca de un timón.
La lechuza la escuchaba
y desde el roble pensaba:
¿Cuándo cesará sus quejas
de estanque malhumorado?
Su disgusto es tan profundo
porque cree que en el mundo
nadie sufre como ella.
La pobre está obsesionada
con historias de naufragios
que comentan los hallazgos
de tesoros escondidos.
-Mejor andate a tu nido,
no te conmueve mi pena,
mi paciencia ya está llena
y mis nervios no resisten….
-Rebeca, el día es casi viejo
y quiero darte un consejo:
disfrutá de la frescura
del agua que con ternura
acaricia tus cabellos
con delicados destellos.
Carpe diem, sos mortal,
no escurras tanta belleza
añorando las riquezas
de las sirenas del mar.
Tu casa, que es la mía,
quiere despertar un día
y verte feliz, sonriente,
rodeada de nuestra gente.
Rebeca enmudeció,
no supo que contestar
acostumbrada a escuchar
solo rimas deslucidas:
“Rebeca tiene jaqueca…”
“Iracunda y tan nerviosa,
llega Rebeca, la odiosa…”
Tal vez la verdad la hirió
o empezó a reflexionar.
Coqueta y sin murmurar
se sumergió en la corriente.
Mientras tanto, distraído,
un pastor se había perdido
pero encontró el manantial
y se quiso refrescar.
Ya se acerca a la humedad,
y ya Rebeca se asoma,
inaugurando un aroma
que hasta hoy respira el bosque.
Tranquila, entre las ovejas,
conversa con las ardillas:
-¡Haré pastel de frutillas!
Eliseo está cansado
y yo entre tanto nado
me entretuve con los peces
y me contaron que a veces,
extrañan un poco el río.
La lechuza guiña un ojo
y suspira complacida
mientras mira divertida
esa familia ejemplar
que comparte el manantial
con la fauna conmovida.
Fin
Autora: Cecilia Maurig