Nos llaman brujas…
Convertir sapos en príncipes
es nuestro mayor encantamiento,
reanimamos a los casi muertos y
hechizamos con todo nuestro ser.
Nos llaman brujas…
Aunque no seamos virtuosas cocineras
preparamos pócimas para ayudar al mundo
y sin escoba y más rápido
que la velocidad de la luz
volamos a cualquier rincón
de los corazones de los hombres.
Nos llaman brujas…
Si acaso, a veces arañamos
con dulces ronroneos deshacemos
dichos maleficios.
Nuestros maullidos techeros
son de disfrute y agradecimiento
a nuestra compañía y anhelada libertad.
Y ante la hoguera de la incomprensión
el triunfo nos estará esperando.
Fin
Poesía para jóvenes y adultos.