Saltar al contenido

El crepitar de la lluvia,
el silbido del viento,
llevándome a un
mundo de magia y lamento.

Me gusta el inmenso mar
la brisa y sus olas
que meciéndose en su lecho
arrancan cánticos de mi pecho.

Volando como las gaviotas
cada una con su trino indómito
cada una con un cantar distinto.

¡Cómo me siguen las gaviotas!
queriendo desabrochar mi mente
sacando, quizás, lo que no conozco
de mi esencia indómita
de mi sangre ardiente.

La majestuosidad de este infinito
me lleva la mirada
a las profundidades
es mi refugio, mi secreto y mi continente.

Refugio que arranca con todo
cubriéndose de un manto de seda
traspasando quizás algún laberinto
para tomarme la vida en serio.

Fin

Poesía sugerida para jóvenes y adultos.

Califica esta entrada

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo