Si quieren que lleve
al otro lado del mundo
mis memorias, mis tesoros,
sólo llevaré el Padre Nuestro.
Si quieren que lleve
a la orilla del río
las mantas que me cubren,
sólo llevaré mi pañuelo
que ha recibido mi llanto.
Si quieren que lleve a la otra vida
mis triunfos,
les digo que solamente
llevaré mi persona toda,
esa que amó tanto
y que solo Dios sabe.
Fin.
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