Saltar al contenido

Me acosan los duendes
y mi pecho se agita.

Arrancan por espacios
desconocidos de mi alma
y me aturden,
Madre, ¡¿cómo poder acallarlos?!

Rompen mis ropas,
trituran mis cuentos,
son como arpías
derribando mi closet.
Desordenan mi casa.

Madre, valiente y profunda
consuelo me das en este instante
calmando mi pecho
que agitado llora.

Tibieza me entregas,
abrigo me prodigas.

Caminos me muestras
para seguir avanzando,
a tu lugar predilecto.

Madre de mis sueños,
Madre de mi Madre.

Fin

2/5 - (1 voto)

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo