Saltar al contenido

Las dunas se mueven sigilosamente
ondeando en tu campo,
algo las detiene
y con la brisa del viento
sobrepasan, ondeando, ondeando.

En cada espacio
se detienen y alimentan.
Recogen lo que es sabio
y en el frescor de tu mente, se anida,
alojando esos vestigios
de fértil tierra
en tu desolada casa.

El sol las baña
calmando su frío.
Respira profundo, se aquieta.
Esa duna que llevas dentro.

Deja que transite tu valle.
Deja que sople tus sueños.
Que haga fuentes y vertientes
para que tu vida corra fervientemente.

Fin

5/5 - (1 voto)

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo