Con paciencia y alegría quiero contarles aquí
una historia muy sabrosa que me contó un colibrí.
Había una vez una osa con alma de comerciante
que con todo su dinero puso una tienda elegante.

-“Ésa falda es lo que quiero”-dijo una flaca cigüeña
y sin dudar un instante preguntó el precio a la dueña.
Se calzó con gran contento una pollera de tul
que tenía voladitos de lindo color azul.

Entraba dando saltitos, mientras tanto, Doña Urraca
y volaba suavemente sobre el lomo de una vaca.
La primera se probó unas calzas amarillas,
mientras la otra compró una bata muy sencilla.

-“Déme una blusa ajustada”-exclamaba una cerdita
-“A ésa no le entra nada”-chismoseaba una ratita
-“Yo sé bien lo que se usa.: la tela oscura y brillosa”-
comentaba una lechuza muy amiga de la osa.

La ropa se fue vendiendo con mucha facilidad.
Doña Osa fue sintiendo una gran felicidad.
Saludó con elegancia, brindó con sidra y anís
y con toda la ganancia se fue a pasear a París.

Fin

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