Saltar al contenido

En el mantel blanco,
he puesto lo que tú más quieres.

Amor coronado de manjares,
que degustaremos juntos.

Conversaremos del ayer
y también del mañana.
Saldrán a relucir alegrías de antaño
como también penas que han ganado sabiduría.

Creí que ya no vendrías,
se agitaba mi corazón si no te veía,
pero estás conmigo, hoy.
¿Mañana?, sólo lo sabremos mañana.

Qué curiosa es la vida,
vivir solo para el hoy
y en realidad, quizás, sea ahí
donde se encuentra la sal de la vida.

Cuesta acostumbrarse a esa idea,
pero la creo saludable,
esperanzadora, inquieta.

Es como estar alerta para
recibirla con más alegría.

Es posible que ya no riamos tanto,
también es posible que nuestra entrega
sea más lejana, pero mi corazón
se agita con solo ver tu presencia.

Tus manos me tocan y
siento que aún te amo.

El cielo es testigo de mi espera,
soñé tenerte siempre a mi lado,
pero hubo escarcha en nuestras vidas
que se han convertido en hielos eternos.

Hoy ha llegado una luz a mi vida
y ha derribado
la soledad que me has impuesto.

No dejaré este amor tan limpio
que he encontrado,
nació un día cualquiera
pero con gran significado.

Yo lo quiero, como a mi propia vida.

Fin

5/5 - (1 voto)

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo