Hay un cenzontle en el campo
cantando las viejas canciones que le enseñó mamá Luna.
Se la canta a los hombres que andan sembrando maíz en el campo.
Se las canta para que el sol no les queme tanto.
Hay un cenzontle en el campo …
Batiendo las alas con frenesí.
Lo hace para llamar al tata viento
que venga pronto y seque el sudor en la frente de los hijos del maíz.
Para que no sientan tan largo el día
y puedan volver a sonreír.
Hay un cenzontle en el campo.
Anda construyendo su nido en lo alto de un solitario manzano.
Lo ha hecho allí para soltar todos los días una manzanita cerca de la yegua que carga la leña para los hombres que comen maíz.
¡Hay un cenzontle en el campo! –gritan los hombres de maíz, se quitan los sombreros sonriendo-
¡Gracias, gracias cenzontle!
Por tu canto, por el viento, por tu compañía leal para estos humildes campesinos que soñamos con surcar el campo como solo tú lo sabes surcar.
Fin
Elizabeth Segoviano Copyright© 2014
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