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Cuando el mar se embravecía
los cangrejos se escondían,
se enterraban en la arena
porque su furia temían.

Pero un cangrejo corriente,
harto de esta situación,
animado por los otros,
salió con mucho valor.

El mar al verle salir,
mucho más se enfureció,
pero el cangrejo sin miedo
saltó con mucho valor.

Y por azar en las olas,
sobre una rama cayó,
y el cangrejo surfeando
alegre se recreó.

Feliz subía a su cresta,
y descendía por ella,
nadaba junto a las olas
desde el agua hasta la arena

Cuando el mar creyó oportuno,
aprendida la lección,
al cangrejo con su fuerza
a la tierra devolvió.

Pero ocurrió que el cangrejo,
lo pasó en el mar tan bien,
que subiéndose a una ola,
se metió al agua otra vez.

Se lo contó a sus amigos,
y fueron a surfear
con el mar embravecido.
¡Se lo pasaron genial!

Fin

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