Saltar al contenido

Jugando un camaleón,
espiaba a una la flor,
escondiéndose entre piedras
y cambiando de color.

Entre amapolas de rojo,
por las ramas de marrón,
entre las hierbas de verde,
amarillo con el sol.

Pero una tarde cualquiera,
la flor descubrió al fisgón,
y se puso tan furiosa
que hasta la espalda le dio.

El joven camaleón,
pensó en su comportamiento,
y a la flor pidió perdón,
alejándose al momento.

Fin

3.3/5 - (7 votos)

Por favor, ¡Comparte!



Por favor, deja algunos comentarios

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Recibe nuevo contenido en tu E-mail

Ingrese su dirección de correo electrónico para recibir nuestro nuevo contenido en su casilla de e-mail.



Descubre más desde EnCuentos

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo