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El árbol que ya no está

Hoy estoy aquí,
frente aquel árbol
que me vio nacer.
Aquel árbol
en el que en mi infancia jugué,
aquél en el que lágrimas derramé.

¡Pero qué triste me siento hoy!
ver a mi gran amigo
destrozado por las manos,
de ignorantes hombres
que con hacha en mano.
¡No han dejado más que una mísera estaca!

¡Qué infeliz me siento hoy!
de no contar con su dulce aroma,
que acompañaba mis tardes
de niño al lado de María,
mi amiga y amada
quien hoy consuela mi triste llanto.

Cómo quisiera hoy poder mecerme
en sus frondosas ramas,
y sentir extasiado la belleza
que la madre naturaleza nos regala.

Más no podrá ser…
miro desconsolado y pienso:
que tal vez, tal vez ¡Un mañana!
¡Los hombres unan esfuerzos!
y vean en el árbol amigo
¡Nuestra esperanza de vida!

Fin.

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