Descoloco las manecillas del reloj,
cambio la cabecera de mi cama en dirección al sol,
limpio todo aquello que huele a viejo…
Ordeno un poco los objetos que hace tiempo
tengo abandonados.
Luego llamo,
me despido de ella dos veces,
y después me voy.
Hoy… Si hoy,
abandono mi pasado.
Fin
Poesía para adultos.