Vendrás corriendo,
saltando por montes y valles,
a nuestro encuentro.
Me encontrarás dormida,
toda vestida de novia.
Cuando a mi oído susurres
tu regreso, amado mío,
yo estaré dormida,
plácidamente dormida.
Tus caricias las sentiré frías
y tu corazón
apretado de dolor y congoja.
Pero, no temas.
No te angusties,
porque te amo
hoy, mañana y siempre,
y miraré por el rabillo de mis ojos,
tu gran pena.
Despertaré sólo porque te amo.
Abrazando tu figura,
ya cansada, ya en retirada,
pero bueno será,
igualmente, será bueno.
No hay más grande amor
el que te da espacios,
tiempos, tareas por cumplir.
Te abrazaré feliz,
porque nunca
he dejado de amarte.
Fin
Poesía para adultos.