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El Océano. Miguel Angel Ramos Inga, escritor peruano. Cuento la concientización en el cuidado del medio ambiente.

calentamiento global

Hace más de 3 milenios hubo un gran diluvio universal compuesto por los océanos, las nubes con sus lluvias y los vientos: Esa coalición nuevamente despierta para destruir la tierra de los hombres.

El océano: “Desde la India, pasando por Mesopotamia, Grecia, los Mayas e Incas, hemos venido a arrancando de la faz de la tierra a estos hombres que nos contaminan y nos dañan. Con nuestro gran diluvio, nosotros los cinco océanos, las nubes y los vientos de los cuatro puntos cardinales, hemos arrasado diferentes culturas humanas y ahora es el momento de despertar otra vez.”

Gaviota: “Espera, calma tu furia, si haces eso otros inocentes ahogaras”.

El océano: “Ahogarlos y destruirlo quiero, sólo a los hombres malos”.

Gaviota: “Destruirás muchas cosas bonitas también”. El océano: “Pero son ellos son los que me destruyen a mí y destruyen a mi hermano el viento, contaminando con sus grandes fábricas, destruyen a mis hermanas las nubes oscureciéndolas, destruyen a mis hermanos los arboles arrancándoles de su tierra, destruyen a mis hijos los mares, los ríos, riachuelos, lagos, lagunas, ah! Esto no lo puedo soportar más”.

Gaviota: “Pero…”

El océano: “Sin peros, hasta aquí nomas”.

Gaviota: “Sólo dame una última oportunidad”

El océano: “¿Cuántas más necesita el hombre para darse cuenta de su propia extinción o muerte? Ya no hay más oportunidades. Ya empezaré con mu gran inundación o tsunami”.

El padre océano empezó a llamar a sus demás hermanos y hermanas (vientos y nubes) como a sus hijos para que con él despierte esa furia guardada durante milenios, pensaban ellos que así los terminarían con esta contaminación mundial del hombre conocida como “calentamiento global”.

Veían en los únicos y primeros responsables a los hombres. Pero justo en preciso momento apareció la gran coalición o alianza entre hombres, plantas, y demás seres vivientes del planeta, liderados por su portavoz la Gaviota.

Gaviota: “Detente por favor y disculpa a los hombres que te dañan a ti y a tus hermanos, algún día entenderán de lo mal que se portan, pero también estamos nosotros que nada mal te hacemos y más al contrario te cuidamos y te protegemos”.

El océano: “Ustedes sólo son pocos y tienen mucho miedo ahora”.

Gaviota: “Si, somos pocos y tenemos mucho miedo pero estamos aquí por algo”.

El océano: “¿Qué cosa?”

Gaviota: “Por esperanza, tenemos una gran esperanza”.

Océano: “¡Qué ilusos!”.

Niños y niñas: “Hola padre océano, escúchanos por favor “mientras exista aun una sola señal de esperanza no importa, cuanto seamos, no importa el numero o el tamaño, la esperanza por si solo es grande” y es por eso que te regamos que detengas su diluvio”.

Jóvenes: “¡Así es!, hola, discúlpanos, pero solo mira a tu alrededor y mira a estos niños y niñas que aquí te lo piden, ¿Acaso ya no crees en ellos, acaso ellos tienen la culpa, acaso terminaras con sus sueños y esperanzas?”

Adultos: “Si en tu corazón ya no abriga ninguna esperanza acaba con nosotros primero y haz lo que tengas que hacer, pero dales una oportunidad a nuestros hijos”.

Animales y plantas: “Todos estamos seguro que tú aun abrigas esa esperanza”.

El océano los miro estupefacto o asombrado y dijo: “Si en cien años el hombre no ha enmendado o rectificado su camino, declaro que se abra la caja de las furias, ellas no entienden de esperanzas o razones, eso es todo lo que diré hoy”, la caja de las furias contienen los grandes males de la humanidad, es la misma caja de los griegos, la caja de pandora.

Cien años tiene el hombre para rectificar su camino, haciendo lo posible para parar el “calentamiento global”. ¿Qué pasará después de eso? No lo sabemos, pero lo que sí sabemos es que tenemos mucho trabajo por hacer, desde ahora, como una vez dijo el gran poeta Vallejo “hay hermanos mucho que hacer”. Así que empieza desde ahora.

Fin

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