La leyenda de la Luz Mala es una historia un poco tenebrosa adaptada para niños por Alicia Esaín, escritora argentina. Leyendas argentinas versionadas para niños. Leyendas populares argentina.
Leyenda de la Luz Mala
La gente del campo, principalmente en la Argentina, creyó mucho tiempo en “la luz mala*” o el “farol de Mandinga**”.
En las épocas de sequía solían verse en las noches fuegos fatuos, fosforescencias que iluminaban la lejanía. En el norte se daba esto alrededor del 24 de agosto, para San Bartolomé.
Cuando los ancianos se sentaban a contar historias de difuntos, siempre decían que aquéllos quienes habían sido sorprendidos por la muerte en una pelea, se transformaban en “luz mala”.
También quienes habían sufrido una vida penosa. El alma de los desgraciados no tenía descanso y salía a asustar a los vivos. Sólo la oración parecía vencer al conjuro.
En algunas ocasiones, cuando se excavaba en los lugares donde había aparecido la luz, se encontraban restos humanos o de animales. Era necesario cubrirse la boca con un pullo*** o poncho***. Había peligro de que los gases acumulados dañasen la salud de quien se animaba a esa operación.
Si la luz divisada era blanca, señalaba algo bueno. Entonces debía clavarse allí un puñal. Con frecuencia, al otro día se encontraba allí, un tesoro de oro o plata. En cambio, si la luz había sido roja, debía rezarse un Rosario o huir. Es que ésa era la señal del diablo y sus tentaciones.
*Luz producida por osamentas según ciertas condiciones climáticas particulares.
**Lucifer
***Mantas tejidas en telar propias de América.
Fin.
La leyenda de la Luz Mala es una leyenda argentina en una versión para niños y niñas enviada por la escritora Alicia Esaín a EnCuentos.
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