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El encanto de oro. Leyenda venezolana

El encanto de oro. Leyenda venezolana

El encanto de oro. Leyenda venezolana.

el encanto de oro

Sábese por los cronistas que los muiscas decían que una gran inundación había cubierto en tiempos remotos la sabana de Bogotá y, perecido todos los hombres, una pareja humana había salido del lago de la Guatabita y vuelto a poblar el mundo; por tal causa rendían especial culto a los lagos de su territorio y consideraban sagrado el ya dicho, erigiéndolo santuario y celebrando en cierta época del año la ceremonia del cacique que se cubría con polvo de oro y se sumergía en sus aguas; origen más probable del mito del Dorado, del cual fue mera leyenda desfigurada la creencia de la Manoa de los achaguas.

Acerca de este sitio de maravillosa riqueza, donde se hallaba un encanto u hombre de oro, con patos y animales del mismo metal, múcuras y pailas, hemos oído en boca de los descendientes de los indios de Jají, que en las cascadas que forma el río González, existe este lugar recóndito, que algunos han entrevistado en lo más áspero e inaccesible de aquellas gigantescas rocas, por donde se despeña el río y corre dando saltos, por entre el tupido y secular bosque de belleza salvaje, donde se contempla y mora el airón de plumas verdes, atornasoladas, semejante al quetzal azteca.

Autor: Julio César Salas (De su obra ETNOGRAFÍA DE VENEZUELA, Mérida, 1956)
Fuente: Leyendas de Mérida

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