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El hada conciliadora – Capítulo VIII

El hada conciliadora capítulo VIII es un cuento de la colección cuentos infantiles de nuestra escritora de cuentos infantiles Liana Castello.  Para niños a partir de ocho años.

Último capítulo

Fueron días muy ocupados. Desde la mañana hasta la noche podía verse en el reino a los duendes y las hadas buscando en las copas de los árboles, en algún agujero de algún tronco, en los techos y en cada rincón de cada lugar.

Paz también tuvo que intervenir con otros habitantes del reino porque no sólo había discusiones entre Din y Don.

_ ¡Ay qué lento eres!-decía un duende al otro-yo ya he recuperado las páginas correspondientes a las letras j, k y h y tú no has encontrado ninguna.

_Me alegro por ti-dijo Paz- cada uno tiene sus tiempos, que tú hayas encontrado ya varias páginas no significa que tu compañero no vaya a encontrar otras. Tú serás más veloz, nada más, eso no te hace mejor y no te da derecho a hacer sentir mal al otro ¿no te parece?

_Tienes razón Paz, discúlpame.

_Pídele disculpas a tu compañero, no a mí, te repito cada quien tiene sus tiempos y hay que respetarlos.

El duende veloz pidió disculpas al duende lento. El duende lento agradeció a Paz sus palabras y ambos siguieron buscando.

Al cabo de una semana, se reunieron todos en la sala del palacio del hada madre, cada uno con las páginas que había podido recuperar.

Paz organizó la tarea de ordenar alfabéticamente todas las páginas, fue casi un día entero de trabajo. Todos estaban expectantes por saber si los libros estarían o no completos. Llegada la noche la tarea había terminado.

Ya no había más hojas que ordenar. Todos se miraban entre sí, el hada madre se frotaba las manos nerviosa y ansiosa por saber si se había logrado el objetivo.

Din y Don no habían discutido ni una sola vez, habían entendido que era mejor poner la energía en la búsqueda y el orden de las páginas. El hada del tiempo se paseaba de un lado al otro, sin poder controlar su nerviosismo.

_Pues bien-dijo finalmente Paz-han hecho todos un excelente trabajo, los felicito. Cuando ya estaban por saltar y gritar de alegría, Paz prosiguió.

_Los libros están completos, excepto por una página y es justo la página donde se incluía la nueva categoría de hadas.

La alegría dio paso a la decepción. El hada del tiempo rompió en llanto nuevamente, el hada madre volvió a tomarse la cabeza y cuando Din y Don estaban a punto de volver a salir a buscar esa página, entró el duende lento.

_ ¡La tengo! ¡La tengo!-gritó con todas sus fuerzas. Traía en sus manos la única hoja que faltaba. Paz abrazó al duende lento y dijo al duende veloz:

_ ¿Has visto que no por tardar más es menos valiosa la tarea?

Ahora sí la alegría era completa, pero el trabajo no había terminado allí. Había que restaurar los libros, volverlos a encuadernar, limpiar con más esmero cada página y dejarlos igual de bellos que antes. No fue difícil hacerlo.

Todos habían entendido que podemos disentir pero eso no significa que tengamos que discutir. Que es mejor poner lo mejor de cada uno en la tarea y no en pelear con el otro, que cada uno tiene sus tiempos, que se pueden cometer errores y eso no nos hace peores.

Paz había cumplido su primer gran misión, estaba feliz. No tanto como el hada madre que sabía que había hecho una buena elección y que ahora habría muchas otras hadas conciliadoras que mediasen entre los habitantes del reino.

Eso sí, esas nuevas hadas ya no tendrían trabajo con Din y Don. Los duendes habían comprendido -después de tanto tiempo- a entenderse y respetarse y hasta llegaron a disfrutar de muchas tacitas de té caliente juntos.

Fin

Todos los derechos reservados por Liana Castello

Ilustración de MARIA GRANADERO

[email protected]

web Art Maria Granadero

Capítulo VII

El hada conciliadora capítulo VIII es un cuento de la colección cuentos infantiles de nuestra escritora de cuentos infantiles Liana Castello.  Para niños a partir de ocho años.

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