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Todo sobre mi madre

Todo sobre mi madre. Cuando Dios hizo a las madre, puso en su corazón todas las cosas buenas del mundo, cuando su hijo está feliz, ellas son muy felices, si su hijo esta triste, también lo están ellas. Y si acaso el hijo llora, ella también lo hará, porque solamente si su hijo es feliz serán felices.

Nunca nadie podrá entender que tanto ama una madre a su hijo… Ni aun ella misma lo entiende… El amor que siente una madre por un hijo es algo único, que solo se siente una sola vez en la vida.

Jamás pude conocer a mi madre, jamás pude abrazarle y decirle todo lo que tenía dentro de mi corazón, en mi vida pase por muchos momentos tristes, y en ninguno de ellos la tuve a mi lado, habían veces en que soñaba con ella, tocando la puerta de casa, que de repente las puertas de la casa se abrían de par en par, y ella entraba corriendo a estrecharme entre sus brazos.

Era un lindo sueño, pero era un sueño que nunca se podría hacer realidad, con el tiempo empecé a odiar a mi madre y poco a poco comencé a olvidarle…
Cuando alguien me preguntaba sobre mi madre lo único que atinaba a hacer era inclinar la mirada, y permanecer en silencio hasta que esa persona se cansase y se fuera.

Mi padre, mi padre fue mi todo, era muy torpe, dormía de día, no sabía cocinar, y siempre, siempre, se equivocaba cuando lavaba la ropa, él trabajaba de madrugada y tarde; era una persona muy ocupada, pero aun así, siempre tenía tiempo para mí.

Las únicas cosas que sabía de mi madre, eran las que él me decía, siempre que hablaba de ella, solía reírse bastante, pero luego de esa alegre risa, le proseguía un vacío silencioso, y después eso, aquel hombre tan grande y fuerte se convertía en un niño.
Por esta razón, evitaba mencionar a mi madre, no quería ver a mi Héroe siendo reducido a un simple niño pequeño.

Había vivido quince años, y aun no sabía nada de mi madre (nunca quise encontrarle), lo único que hacía era maldecirle por todo, si la comida no me gustaba, ella tenía la culpa, si me sacaba mala nota, la culpa tenía que ser de ella, si la chica que me gustaba estaba enamorada de otro, no hay más culpables que mi madre, hasta de la rotura de un simple botón de la camisa, la tenía como culpable. Mi padre, cansado quizás de todo lo que hacía, decidió darme un regalo que cambiaría toda mi vida, en la que la protagonista era alguien a quien siempre quise desconocer.

Su historia comenzó así…

Ella tenía quince años, era de una familia muy acomodada, era la única hija de un político de la ciudad, su madre era una señora de tantas, que solo vivía para gastar el dinero de su millonario marido.

Ella (Mi madre) era una persona muy alegre, cuando le veías a los ojos, por alguna razón, por más triste que estuvieras siempre acababas sonriendo.

Tenía el cabello muy largo, tan largo que parecían rayos del sol, a veces estaba feliz y en pocos momentos muy molesta, sus estados de ánimo eran muy difíciles de entender, pero era tan bonita que entre más le mirabas más te enamorabas de ella.

En la vida de aquella mujer había un hombre del cual estaba enamorada, el venia de una provincia muy alejada de la capital, sus padres eran campesinos, y él era el primero en toda su familia en tener una carrera profesional, era muchos años mayor que ella, el no solía sonreír, era una persona vacía, sin ningún sentimiento fuera de él, pero aun así ella estaba enamorada de él, y siempre lograba hacerle sonreír, con alguna de sus extrañas ocurrencias.

Ella era la única persona en este mundo, que podía hacer sonreír a una persona tan dura como un muro de concreto. A una persona tan dura como el macizo de las rocas.

En muy poco tiempo supo que estaba embarazada, cualquiera en sus condiciones estaría muy asustada, pero ella, estaba muy feliz, apenas supo que esperaba un hijo, decidió amarle, él se había convertido en su más grande inspiración, ella cruzaría los mares, vencería dragones y conquistaría ejércitos enteros por ese niño que tanto esperaba.

Apenas sus padres lo supieron, a él lo mandaron preso y lo mandaron a un lugar muy lejano, donde jurarían que jamás saldría, y a ella la dejaron sola encerrada en su habitación, durante semanas paso por muchos martirios, un escándalo así seguro derrumbaría la carrera política de aquel hombre, y no hay duda que en la sociedad no se hablaría más que de ese tema, y aquella mujer nunca más podría dar la cara en sociedad.
Sería el hazme reír de todos…

Si fuera al menos el hijo de un noble extranjero, o de un multimillonario, se decían entre ellos.

Aquel niño no debería nacer, su suerte había sido echada, sin ni siquiera preguntarle a la madre o al niño, todos habían decidido que él no debiera de nacer.

Salvo ella, ella quería que ese niño nazca sea como sea, que viva la vida que ella no tuvo, la oportunidad de vivir, quería que su hijo fuera libre de escoger, entre lo que es bueno o malo para él. Ese niño debía nacer, sea como sea.

Al no poder convencerla con sus artimañas y engaños, optaron por darse por vencidos y dejar que su hijo nazca, pero definitivamente ese niño no podía crecer dentro de su prestigiosa familia, tenía que vivir muy lejos de ellos.

Entre sus parientes buscaron a alguien que no tuviera hijos, y encontraron a un primo lejano que vivía en Francia, era dueño de una de las empresas más importantes de Europa, se decidió que el niño apenas nazca le sería entregado en adopción.

A este hombre le encantó la idea y en poco tiempo arribo al país, intentaron de todo para que ella de en adopción a su hijo, le hacían promesas y promesas, y cuando veían que éstas no surtían el efecto esperado, estas promesas las cambiaban por amenazas.

Yo vivo en Europa, mis empresas son conocidas en todo el mundo, mi fortuna es tal que ni yo he logrado calcularla – esta fue la carta de presentación de aquel hombre.

Este hombre sacó inmediatamente una hoja de papel y en ella escribió esto:

Tendrá una mansión por casa, sirvientes que complacerán cada capricho que tenga, viajara por todo el mundo, estudiara en los mejores Colegios y Universidades del mundo, tendrá los mejores médicos del mundo a su servicio, dinero para hacer lo que desee con él, todos los juguetes del mundo para él solo, nunca pasara hambre, porque los mejores cocineros del mundo vivirán a su lado, todo lo que vista será ropa exclusiva y de marca, tendrá su propio campo de fútbol o del deporte que desee practicar, etc., etc.… Y así proseguía la lista de posibilidades de este hombre.

¿Puedes darle esto a tu hijo? – Interrumpió el padre de la pobre chica.

Si sigues con ese capricho te quedadas en la calle y ni el colegio podrás terminar, dime – ¿puedes darle tu eso a tu hijo? ¿Qué puedes darle tú a ese niño?

Al verla abatida, ellos comenzaron a celebrar prontamente, pero inmediatamente ella volvió a alzar la mirada, y tomando la lista de aquel hombre, le dio la vuelta a la hoja y escribió una palabra que ellos no la esperaban.

En letras muy grandes y resaltadas escribió… AMOR…

¿Pueden darle eso a mi hijo? – dijo ella.
¿Pueden darle AMOR? ¿Pueden darle todo el amor que necesitara?

Todos los que estaban celebrando su victoria, se quedaron en un silencio profundo. No sabían que responderle. Algo como el Amor era una palabra que ellos desconocían y jamás habían conocido en sus vidas.

No tendrá una mansión por casa, y quizás no tendremos mucho que comer, pero el jamás pasara hambre, no podré comprarle todos los juguetes que el desee, pero tendrá un peluche que yo misma le haré, si no va a un colegio particular, ¿qué problema hay? Si yo no acabare el colegio me asegurare de que el sí lo acabe, que por mérito propio estudie.

¿Pueden darle Amor, a mi hijo? Respóndame alguien ¿Pueden darle Amor a mi hijo?
Aquel hombre, muy indignado cogió su pesada maleta y se marchó de la casa sin decir ninguna palabra, y los padres de ella, inmediatamente la echaron de casa, diciéndoles que su hija había muerto.

Lejos de estar triste ella estaba muy feliz, ahora sí podría tener a su hijo, ahora sí podría vivir para él, una de las sirvientas de la casa que había sido testigo de todo, estaba muy conmovida y sin dudarlo, le acogió en su casa, poco tiempo después vino a ella, el hombre que amaba, el padre de su hijo, los dos juntos comenzaron una historia nueva.

Iban a construir un mundo para ellos y su hijo, sabían que ella era muy débil, pero aun así, el mayor deseo que ella podía pedir al cielo era que su hijo naciera.

Después de unos meses dio a luz a un robusto bebe, le puso el nombre que él y ella habían escogido para él, poco tiempo después de tener a su hijo ella perdió la vida, sus últimos deseos fueron para el bienestar de su hijo.

Cuando mi padre acabo la historia, me dijo que el conoció a una heroína y se enamoró de ella, esta heroína hizo más que vencer dragones o conquistar castillos, esta heroína lo dio todo por amor, un amor tan puro y único, pero se sentía celoso de que la persona que el más amaba, amaba más a su hijo, (a mi) la persona que solía maldecirle por todo y echarle la culpa por cuanta tontería le pasara – (Tierra trágame…)

No encontré las palabras para responderle, lo único que pude hacer fue llorar, lloré y lloré junto a mi padre, esa noche no me cansé de pedirle disculpas a mi madre, le hice muchas promesas y juramentos que cumpliría.

Hay muchas cosas que no se sobre mi madre, pero a pesar de eso, creo saberlo todo sobre ella.
Mi madre me enseño que es el amor, nueve meses antes de verme…

Porque ahora se lo más importante que puedo saber de ella, me amaba, me amaba mucho, me amo más que a su vida, soy tan feliz de haber tenido a alguien, que antes que cualquiera creyera en mí, duele, duele mucho no tenerle, pero me hace muy feliz saber que ella fue muy feliz hasta el último momento. Te amo Mamá… Te amo.

Si tú logras tocar el cielo yo lo tocaré.

Si la Luna y las estrellas son tus metas, serán las mías.

Lo que tu veas yo lo veré, si sientes dolor o felicidad, yo también los sentiré.

Tus sueños serán los míos, y tus respuestas serán mi verdad, a donde tú llegues yo llegaré.

Si eres feliz, yo seré feliz, porque tu felicidad es mi felicidad.

Dedicado a mi primer amor, mi Madre…

Fin
Historias para adultos.

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