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Lari Lari

Como estrella fugaz cae del cielo, si lo llamas o señalas cambiará su rumbo y llegará a donde tu estés, ojos grandes y muy brillosos (si te mira, caerás en su encanto) tiene cuatro patas, su pelaje es muy brillante y tiene una extensa cola que parece la de un cometa caído del cielo, algunos dicen que en esa cola tan enorme lleva el alma de sus víctimas.

Su pelaje aparte de brilloso es muy abultado, toma la forma de un gato pero su cabeza es más grande de lo común.

Mi abuelo se dedicaba al comercio entre Puno – Tacna siendo el año de 1930, llevaba en sus mulas muchos costales de sal, para cambiarlos en la sierra, me contó que durante la noche, mientras el sol se acuesta, una estrella rompe el cielo, baja a gran velocidad hacia la tierra, pero cuando cae a tierra, toma inmediatamente la forma de un gato y recorre la tierra. Jamás se presenta de día, ya que debido a su origen oscuro, la luz del día es su peor enemigo.

Mi abuelo tenía una chacra en Puno, en Yunguyo donde todos los años iba a trabajar para la cosecha de papa y maíz, un día mientras él y los campesinos que trabajaban con el recorrían los cerros, vieron algo que jamás olvidarían, contemplaron una fogata en medio de la oscuridad, esa fogata era rodeada por muchos gatos de distintos colores y pelaje, así como de tamaño, los saltos y movimientos que daban hacia parecer que danzaran.

En el medio de ellos estaba el Lari Lari, sentado y contemplando a sus compañeros, asustados por lo que sus ojos veían, decidieron retirarse lentamente, temiendo que si al darse cuenta de su presencia algo podría pasarles. Sin embargo por más que intentaron moverse, sus piernas no respondían, así que permanecieron en silencio hasta que el sol saliera y las criaturas de la noche se retiren.

Mi abuelo me contó que cuando un recién nacido estaba por nacer, toda la familia cuidaba la habitación en donde se encontraba la madre, cuidaban al niño antes y después de que el naciera, hasta que estuvieran seguros de que nada podría pasarle al recién nacido. Algunos solían poner un vaso de agua cerca a la madre y sal en la entrada de la puerta y ventanas, la luz de esa habitación jamás debería ser apagada.

Siendo el año de 1985 comenzó un éxodo de gente de la sierra hacia las ciudades del sur del Perú, debido a la crisis que vivía el país y al terrorismo que cada día avanzaba más, cuando llegaron a Tacna la gente pensó que aquí en esta nueva tierra de oportunidades podrían comenzar todo de nuevo, dejando de lado el dolor y la pobreza que habían vivido, pero cuando llegaron no solo se encontraron con la indiferencia de algunas personas, sino con viejos enemigos, uno de ellos el Lari Lari, pero ahora no tenían la protección que tenían antes, si bien hacer guardia para cuidar al recién nacido era necesario. Aquí estaban solos, ya no tenían la ayuda de sus familiares.

Era muy conocido que los Lari Lari solo podían tener un enemigo, debido a la importancia que la historia les dio, los gatos negros fueron muy comunes en hogares, contaban de ellos que les hacían frente a esta criatura misteriosa y muchas veces los ahuyentaban de las casas que intentaban entrar, la crianza de gatos negros se extendió hasta el día de hoy, tiempo después de que la ciudad se levantara aún se puede escuchar llantos de bebés de noche, y cuando intentas buscar al recién nacido, lo único que veras es un gato enorme corriendo por las calles y por más que intentes alcanzarlo jamás lo lograras.

El siempre estará aquí, esperando por una víctima.

Fin.

Relato sugerido para jóvenes y adultos.

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