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El beso de la Luna es uno de los cuentos sobre la luna y el sol del escritor de cuentos infantiles Elvis Eberth Huanca Machaca.

Los ancianos de Perú, descendientes de los mismos Incas, cuentan que hace mucho, mucho tiempo, más del que se pueda recordar, las estrellas vivían de día, mas no de noche.

Dicen que el día era aún más claro de lo que es hoy, y la noche, era tan oscuro y tan vacía, que si intentabas buscar a alguien en la oscuridad, jamás encontrabas a esa persona.

Las estrellas, todas ellas, jugaban y cantaban alrededor del sol, el Sol, muy orgulloso de sus compañeras se enaltecía entre todos los demás astros del cielo, porque ninguno de ellos tenía lo que el poseía, estar ahí arriba, tan solo, por bastante tiempo, era algo muy triste. Existían estrellas que eran casi tan, tan grandes como el mismo Sol, y habían otras tan, tan pequeñitas como el polvo estelar. Todo el día, las estrellas cantaban y jugaban entre sí.

Pero llegada la noche, las estrellas se escondían, ya que el sol les contó que durante la noche, una extraña criatura sale del vacío, es tan, tan fea, que hasta tiene miedo de ella misma, y si alguien le mira a los ojos, lo más probable es que nunca más volverá a ver la luz de un nuevo día.

Entre todas las estrellas del cielo, había una estrella que parecía no ser tan normal, como lo eran las demás estrellas, esta estrella, no tenia habilidad para hacer mejor lo que hacían las estrellas, que era cantar. Si las estrellas llenaban el cielo de alegría, esta estrella cuando cantaba, hacía que todos las demás estrellas, se sintieran tristes y muy infelices, su canto hacia que las demás estrellas ya no quisiesen cantar.

El sol muy molesto, le prohibió volver a cantar a esta estrella, las demás estrellas trataron de animarle, pero nunca lo consiguieron y esta estrella, cada vez se fue apartando y apartando de todos los demás. Y pronto ellas terminaron olvidándolo, así como se olvida un mal recuerdo.

-¡Estoy tan solo! En este lugar nadie me quiere, así que lo mejor será que me vaya, muy lejos – se dijo un día la estrella.

La estrella esperó que cayera la noche, y sin mirar hacia atrás, partió rumbo al olvido. Se adentró en lo más profundo del cielo, y entre más y más avanzaba, el camino se hacía más y más oscuro.

-Tengo miedo, en este lugar, todo es oscuridad, no logro ver nada- Se decía la estrella.

En este mundo de vacío y soledad, encontró un pequeño rayo de luz, el cual rompía la nada, así que la estrella decidió buscar aquello que iluminaba tanto la noche. Entre más y más se acercaba, empezó a escuchar sonidos tan extraños y atemorizantes, que terminaron atemorizándole.

Y cuando al fin llego, vio algo que nunca en su vida había visto. Era lo más hermoso que había visto en su vida, este ser tan hermoso no podía ser el miedo y caos que el Sol tanto les había contado… Pero este ser, estaba llorando… La estrella se acercó a ella, y le preguntó

– ¿Por qué lloras?

Y ella con mucha sorpresa le respondió

– Porque en este lugar tan vacío estoy muy sola.

La estrella, sabía más que nadie que era estar solo en el mundo, y también sabía lo que era ser olvidado. El sabia, que era llegar a casa y no encontrar a nadie para que te reciba. Así que sintió mucha pena por ella. Y con una sonrisa en el rostro le dijo:

-Si quieres yo me puedo quedar contigo…

Y ella muy sorprendida, le dijo que si, con una enorme sonrisa…

-¿Cómo te llamas? – le pregunto la estrella.

Y ella con una enorme sonrisa le respondió

– Lu… Luna…

-Bueno Lu… Luna… es un gusto, los dos se miraron y empezaron a reír…

Esta era la primera vez que ambos sonreían. Yo soy sólo una estrella, nosotros no tenemos nombres, así que puedes llamarme estrella. Al caer la noche la estrella volvió a casa, y durante todas las noches se iba a jugar con la Luna, y en el día, solo dormía. Todas las noches la estrella cantaba para Luna.

-Gracias por estar conmigo a mi lado, muy nervioso, camino contigo, aunque sean incómodas mis palabras, que digo frente a ti, espero que siempre seas feliz. Todos los días oro, para que tus sueños se cumplan, y el cielo te bendiga. Lo siento, porque conociste a alguien como yo, sé que es triste, porque nunca aprendo y sigo y sigo fallándote, pero aun así, yo sigo amándote. A pesar de todo voy a estar a tu lado hasta la eternidad, incluso si es difícil voy protegerte. Ruego que nunca me separen de tu mano.

Porque el amor, puede ser tan extremo y desgastante. Incluso puede hacernos llorar, pero quiero pintar mis sueños con tu felicidad. Aunque soy malo, aunque soy imperfecto, aunque fallo en todos los sentidos, sólo tú puedes creer en mí. Sólo tú puedes perdonar a mi corazón, yo, sinceramente te quiero a ti, y juro guardar cada recuerdo tuyo, incluso los días en que lloramos… Gracias por estar siempre a mi lado…

La Luna, aplaudía y suspiraba desde su asiento, jamás había sido tan feliz. Quizás era, algo torpe y tonto, pero esto era amor. Pero, no todas las historias de amor tienen un final feliz, ya que, cuando crees alcanzar lo máximo de la felicidad, cuando estás en lo mejor de tu vida, llega el destino y te arrebata todo lo que has amado.

El Sol empezó a sospechar que algo extraño pasaba, ya que aquella estrella tan infeliz, ahora siempre andaba sonriendo. Así que una noche, apagó su luz y decidió seguirle en silencio, la sorpresa que tuvo cuando lo vio con la Luna fue enorme. Y pensaba dentro de sí, que si las demás estrellas sabían la verdad sobre la Luna, quizás muy pronto terminen dejándolo solo, en su angustia, urdió un plan para acabar con su preocupación.

Muy pronto el se dio cuenta, que aquella estrella, quizás sentiría algo muy especial por la Luna, así que se le acercó y le preguntó un día:

-Amigo, te veo preocupado, como si algo no andada bien, ¿Qué será? – pregunto el Sol con una sonrisa.

Y la estrella le dijo

– Hace poco conocí a alguien, y no sé porque, pero no dejo de pensar en ella. Y solo cuando sonríe soy feliz.

El Sol, poniendo su mano sobre el hombre de la estrella dijo

– Lo que pasa es que estas enamorado.

Fue ahí cuando la estrella se dio cuenta, de sus verdaderos sentimientos

–Pero quizás, éste sea un amor no correspondido, dijo entre suspiros.

-Debes decírselo, yo conozco algo que haría que cuando te declares, ella no te rechace – dijo el Sol. En la tierra existe unas joyas muy preciosas, los hombres las llaman flores, los humanos dicen que si se las entregas a tu amada, ella no rechazara tu amor…

La estrella se levantó muy rápido y con una sonrisa agradeció al Sol, y bajó lo más rápido que podía a la tierra. Pensando en todo lo que pasaría cuando le entregue estas flores a su amada. Pero había algo que la estrella no sabía, no sabía, que si una estrella baja del cielo, jamás vuelve a subir.

En muy poco tiempo llego a la tierra y recogió cuantas flores pudo cargar, pero cuando trató de volar, se dio cuenta que no podía, así que, pensó que era por el peso extra que llevaba, dejo poco a poco las flores, hasta que al final sólo se quedo con una sola, pero por más que lo intentó, no pudo volar.

La idea de no volver a su amada, rompieron su corazón. Pobre estrella, había sido engañada y ni cuenta se había dado, nunca mas volvería a ver la sonrisa de la Luna, y menos volver a escuchar su voz llamándole. Pasaron los días, y la Luna muy preocupada lo buscaba sin éxito, las estrellas al sentir la ausencia de su hermano, también se organizaron y empezaron la búsqueda, lo buscaron por días y días, pero jamás dieron con él.

Todos pensaron, que su hermano se había extinguido, y que quizás su vida ya había acabado… Hasta que un día, una estrella pasó cerca a la tierra, y creyó escuchar la canción de su hermano, aquella canción tan triste y solitaria, que con solo oírla te rompía el corazón. Bajó lo mas que pudo, y pronto vio a su hermano llorando entre las flores.

-Te encontré, ¿Qué haces aquí? , todos te están buscando – le dijo la estrella muy emocionada a su hermano.

Y él le dijo

– El Sol me ha engañado, me dijo que bajara a la tierra, y le contó todo sobre la Luna y sobre él.

Su hermano muy triste, escuchó todo esto.

-Yo nunca más volveré a volar con ustedes, para mí este es el fin, y pronto mi luz se extinguirá. Pero, ella aun puede ser feliz, dile a la Luna, que estoy bien, que quiero que ella sea feliz, muy, muy feliz, después de todo se lo merece. Por favor no la dejen sola, ella siempre ha estado sola… -Sólo si ella es feliz, yo seré feliz…

Y entonces, la estrella voló por el cielo, buscó a sus demás hermanos y hermanas, y les contó la pena de su hermano perdido, todas escucharon con atención, y lloraron por el destino que le había tocado, y tomaron una decisión.

En ese momento la Luna, estaba desesperada, no sabía qué hacer, ella sabía que la estrella no era capaz de abandonarle, lo único que pudo hacer fue llorar, no importaba que tanto le llamaba el jamás respondía, no importa donde lo busque jamás lo encontraba.

Entonces notó que poco a poco, pequeños destellos de luces la rodeaban, eran las estrellas quienes se habían puesto a su alrededor, todas y cada una de ellas estaban ahí, muy pronto la Luna, pudo ver a la tierra, y divisó en un bosque de flores, a su amado, a aquel ser que le hacía estar completa. A pesar de que nunca mas volvería a tocarlo, al menos podría verlo, todas las estrellas abandonaron al Sol, por su accionar tan ruin, y decidieron quedarse con la Luna, cumpliendo el deseo de su hermano.

La Luna al fin lo veía de nuevo… Y lo único que pudo hacer, fue cantar para aquella persona que le enseñó a ser feliz, la voz de la Luna era muy dulce, hacia que el mar abrazara la tierra, que todos los seres vivientes de aquel planeta cantaran con ella, esta canción era dedicada a su amado.

-Estas lejos, en un lugar inalcanzable, nunca te dije que te amaba, o que te esperaría toda la vida, jamás imagine, volver a verte, encontrarte a ti… Sólo una vez más, confieso que estoy enamorada de ti, quiero amarte por siempre… Tener por siempre…

La estrella estaba muy agradecido con sus hermanos y hermanas, porque le ayudaron a encontrar su felicidad, aquello que un día había perdido, nunca podría abrazar a su amada, pero al menos podía dedicarle su vida entera a ella, así que todas las noches le cantaba a ella y su amor, pero sus canciones ya no lastimaban, sino que daban alegría a los corazones lastimados y otras traían recuerdos del pasado, de un pasado añorado, pasó mucho, mucho tiempo, y aquella estrella con el tiempo, se convirtió en un espíritu que corría por toda la tierra, y cada noche de Luna llena estaba así de cerca de su amada, cantándole.

-De pronto, cuando seguía tu sombra, aparecí en lo profundo de la oscuridad, tu mano junto a la mía por siempre, tú y yo por siempre juntos.

-Eres la única para mi, a quien sólo deseo hacer feliz, eres tú, la única que vive dentro de mí, iluminas mis noches oscuras, conviertes mis tristezas en alegrías, secas mis lagrimas tan tiernamente.

-Eres tú mi gran amor, pero, sin embargo, no he sido capaz de darte un simple beso, no he sido capaz de sujetar tu mano, y menos darte todo lo que deseabas de este mundo. ¿Podrás perdonarme algún día? -Desde que me conociste, sólo te he hecho llorar. Tu hermoso rostro se tornaba en tristeza, y yo, no pude hacer nada, me hubiese gustado dibujarte una sonrisa.

-Eres tu… la única para mi, y a pesar de todo, aun no he podido decirte… te amo… -En tu cumpleaños, no pude darte ni un ramo de flores, esas que tanto quería que conocieras, perdón, lo siento… He vivido una vida difícil, quería escapar de todo, pero tus tibias lagrimas aun pesan dentro de mí. Eres tú… la única que vive dentro de mi corazón, eres tú, la que se convirtió en cada latido de este corazón…

-Eres tu…… la única para mi, y al fin puedo decirte, te amo…

Fin
El beso de la Luna es uno de los cuentos sobre la luna y el sol del escritor de cuentos infantiles Elvis Eberth Huanca Machaca.

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