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Kiwo y Yojana es uno de los bellos e interesantes cuentos sobre el respeto al planeta escrito por Luisa Arecon Moya, un cuento educativo con una gran enseñanza. 
Érase una vez, en un pequeño pueblo costero de Japón, vivía un niño llamado Kiwo.
Kiwo tenía una amiga muy peculiar, una gran ballena azul que todos los días se acercaba al puerto pesquero de aquel pueblo para estar unas horas junto a su pequeño amigo.
Pero, una mañana, la ballena azul no apareció y Kiwo se extrañó mucho. Justo cuando el pequeño se disponía a marcharse a su casa, la ballena emitió su característico sonido para llamar a su amigo y Kiwo corrió a su encuentro.
Cuál sería la sorpresa del niño al comprobar que la gran ballena azul venía acompañada de una pequeña y muy simpática ballenita que, en seguida, hizo buenas amigas con Kiwo.
– Así que esta es tu hija ¿verdad?
La ballena respondió que sí a Kiwo en su idioma ballenil.
– Ja, ja, ja, ja ¡qué bien! ¡ La llamaré Yojana y seguro que seremos muy buenos amigos!
La gran ballena azul se alegró muchísimo. Desde aquel día, los tres amigos se volvieron inseparables. Cada pequeño segundo libre que tenía Kiwo se iba corriendo al puerto para saludar y jugar con sus amigas.
Un día lluvioso y gris, Kiwo esperaba como todas las mañanas a Yojana y a su mamá, pero no aparecieron…
Al día siguiente, Kiwo se enteró de que muchos barcos habían salido a cazar ballenas. En aquel país, la matanza de ballenas se realizaba con asiduidad porque era tradicional comer su carne pero también se usaba su grasa para fabricar cosméticos.
Kiwo no podía creer lo que escuchaba. ¡No podía ser verdad! Quedaban muy pocas ballenas azules en el mundo y, si las exterminaban, ya nunca se podría ver a aquellos bellos mamíferos acuáticos surcando los mares y océanos…
El pequeño se pasó varios días esperando y deseando que sus amigas aparecieran… Una mañana, y para sorpresa de Kiwo que empezaba a darse por vencido, la pequeña ballena azul, Yojana, apareció en la playa varada. Tenía el cuerpo cubierto de heridas y estaba exhausta. Venía sola. Su mamá había corrido peor suerte ya que un barco ballenero la había capturado.
Kiwo corrió hacia el pueblo y avisó a todos sus amiguitos que le ayudaron a cuidar de Yojana. Con gran esfuerzo, adultos y niños, la devolvieron al mar y con mucha dedicación la pequeña ballena azul fue recuperándose.
Kiwo alimentaba a su amiga con un biberón que había fabricado con una garrafa de agua y un guante de pescador, hasta que Yojana aprendió a comer por sí misma Plancton y pequeños pececitos que su gran amigo le daba.
Cuando Yojana se repuso del todo, su amigo Kiwo, con lágrimas en los ojos, le explicó que no podía quedarse allí con él. Debía marcharse y buscar a todas las ballenas azules que encontrara para contarles lo que les sucedería si no emigraban a otros países donde no existiera aquella tradición de matar ballenas.
Yojana entendió perfectamente a su pequeño amigo y, aunque le costó mucho trabajo separarse de Kiwo, se marchó.
La ballena azul reunió un gran grupo de ballenas de su misma especie que al escuchar la terrible historia, decidieron marcharse a otro lugar.
Desde aquel día, Kiwo comenzó una lucha muy importante para poner fin a la matanza de ballenas azules porque sabía que su amiga Yojana y sus compañeras de viaje todavía seguían en peligro.
La pequeña ballena azul y el resto de sus nuevas amigas encontraron un lugar alejado de los humanos en el que vivieron felices y en paz.
Moraleja: La matanza indiscriminada de animales y la destrucción de los bosques conllevará al fin de un mundo precioso y lleno de vida. ¡Respetemos nuestro planeta!
Kiwo y Yojana es uno de los bellos e interesantes cuentos sobre el respeto al planeta escrito por Luisa Arecon Moya, un cuento educativo con una gran enseñanza. 

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