El muchacho y el lobo. Fábulas infantiles del pastor mentiroso.
Un muchacho tenía a su cargo la guarda de un
rebaño de ovejas de su padre. Las mantenía en la
ladera de un monte y en sitio apartado de las tierras
de cultivo, para que no hicieran daño a los sembrados,
pero a distancia conveniente para que el padre y sus
empleados pudiesen acudir en defensa del rebaño y del
pastor en caso de peligro.
Un día en que el padre trabajaba muy afanoso con
otros varios hombres en sus tierras de labranza, oyó
que el pastorcillo gritaba:
--¡El lobo! ¡El lobo!
Dejaron ellos su trabajo y corrieron con gran prisa
hacia el sitio donde sonaban los gritos. Llegaron, y
nada indicaba allí el peligro que daban a entender
aquellas señales de alarma. Las ovejas pacían tranquilamente,
y el pastor mismo estaba acostado bajo
la sombra de un árbol.
Pasados algunos días volvió a gritar el muchacho:
--¡El lobo! ¡El lobo!
Otra vez dejaron apresuradamente su trabajo y
acudieron en socorro del pastor y de las ovejas; pero
tampoco encontraron rastros de lobo ni señal ninguna
de alarma. El rebaño pacía la sabrosa hierba sin
ninguna inquietud, y el muchacho lejos de estar asustado
parecía contento de haber alarmado a los que
llegaban a defenderle.
Poco tiempo después apareció por aquel sitio un
furioso lobo que empezó a destrozar el rebaño.
El pastor gritó entonces con mayor fuerza; pero ni
el padre ni sus compañeros dieron crédito a los gritos,
y la fiera concluyó por matar al muchacho que tantas
veces había pedido socorro.
El muchacho y el lobo. Fábulas infantiles del pastor mentiroso. Fábulas cortas.