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El cuarto de espejos. Cuentos de princesa

El cuarto de espejos. Escritor de Venezuela. Cuentos de princesa. Cuentos infantiles con imágenes.

 
El cuarto de espejos narra la historia de una princesa que era muy presumida y vanidosa. No le importaba más nadie que ella misma. Ni su familia, ni su servidumbre, nadie. A todos los trataba con indiferencia; no necesitaba a nadie, ni quería a nadie. Un día vino un hada madrina como invitada a su casa y la muchacha la trato mal, los padres quedaron horrorizados, no sabían que hacer con su hija. El hada madrina como castigo le dijo a la muchacha:
Si crees que no necesitas a más nadie, y sólo te quieres a ti, vivirás sola, con tu propio reflejo hasta que tu corazón cambie.

La princesa fue encerrada en un cuarto de espejos, no podía salir, y día tras día lo único que veía era su reflejo en todos lados. Así pasaron años; se despertaba y lo único que veía era su cara reflejada en los espejos del cuarto; arriba, abajo, a los lados, en todo. Un día después de varios años la princesa empezó a sentirse sola y pensó que quizás no era mejor estar siempre sola, que quizás sí necesitaba a su familia, los extrañaba. A medida que iba progresando con estos sentimientos un espejo se tornaba invisible, y podía ver a través de el hacia afuera del cuarto. En un rincón veía al padre sentado escribiendo, en otro lado estaba su madre tejiendo. En la cocina veía su niñera que la había criado y era como una segunda madre, mas abajo en el jardín veía al hijo de la niñera, que estaba podando las rosas, él también había sido como un hermano, y recordó cuando jugaban juntos de niños. Poco a poco a medida que iba sintiendo afecto por todos ellos, los espejos iban desapareciendo y veía más y más hacia afuera, lo que se perdía, lo que extrañaba, lo que anhelaba. Hasta que llegó el día en que todo se tornó invisible y no aguantó las ganas y abrió la puerta y salió del cuarto. Al salir, toda su familia se contentó, ella lloró y los abrazó. Los extrañaba tanto…
En esto llega el hada madrina; la princesa se asusta y le dice que no la vuelva a encerrar, no lo podría tolerar más, que ya aprendió, que no la vuelva a meter allí, ya no puede despertar día tras día viéndose solo ella misma en ese cuarto de espejos. El hada sonríe y le responde que ella nunca la encerró allí, que solo la metió, y fue su orgullo el que hizo que nunca abriera la puerta. Que ella pudo haber salido de allí en cualquier momento que hubiera querido. Pero su orgullo nunca le dejó tomar ese primer paso. Ella asumió lo peor y actuó en base a ello. Luego le dijo que el cuarto no era un cuarto de espejos, era un cuarto de cristal, y que siempre pudo haber visto a través de él, pero que a causa de sus sentimientos, lo único que veía reflejado en el cristal, era su propio reflejo. Y tenia que pasar un tiempo a solas antes de que empezara a ver a través de él, mas allá de ella misma, para poder ver las personas a su alrededor, cuánto la querían y cuánto ella los necesitaba. Que no tuviera miedo que eso ya no le volvería a pasar; ya era libre, que siempre lo fue, pero ahora lo era de corazón.

Fin

El n. de expediente es 1.836, SACVEN.

 

El cuarto de espejos. Cuentos con moraleja, cuentos cortos con mensajes y valores. Lecturas para niños de primaria. Reflexiones para toda la familia.

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