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Un viaje a … ninguna parte. Mercedes Martínez Rubio (Morimó), escritora española. Ilustración de Fernanda Fogia. Cuento homenaje a las mujeres maltratadas. Día Internacional de la Mujer.

“Mayumbá”, la negrita, trabajaba duro todo el día para ayudar en casa. Tan solo tenía 12 años, y sí una responsabilidad muy grande para su corta edad.Cierto día, su madre “Bembé” le comentó que pronto habría un nuevo miembro en la familia y si no hacían algo rápidamente, no habría suficiente para todos, y podrían morir, ya que al escasear las reservas agonizarían por inanición.

“Mayumbá” respondió:

”Madre, el anciano “Huangó” busca una esposa para su hijo, yo podría convertirme en una de sus cuantiosas mujeres o concubinas, así recibirías una dote de la que podríais salir de estos aprietos”. ¡

¡Macabé… ambolo… ambolano!! Exclamó la madre acongojada,

“No me gusta nada la idea, pero todo sea por el nuevo bebé, somos muchas bocas y hay poco para repartir”. Así se preparó todo para partir hacia el hogar de su futuro compañero, hijo de “Huangó”.

La ceremonia se celebró con gran boato, ágapes y grandes baleles o bailongos, con sonidos rítmicos de “tan-tan” reverberantes por toda la selva africana, que anunciaban la buena nueva. Quedó hecho el trato y “Mayumbá” recluida en manos de “Cunyeftén”, el hijo de “Huangó”.

El tiempo pasó deprisa y de “Mayumbá” no llegaban noticias hasta que, cierto día, “Bembé” no aguantó más, y se fue a visitar a su hija al poblado de “Huangó”, los “Mirimirimbelé”.

Quedó completamente anonadada viendo a su adorada “Mayumbá” en deplorable situación física y mental, pues recibía palizas diarias de esposo y el agravio o escarnio de las otras mujeres.

Su delito era ser la más joven, guapa, e inteligente del clan familiar. La cólera por los agravios a su hija afloró con iracundas palabras, y el anciano con su hijo devolvieron a “Mayumbá” sin más exigencias o pretextos.

¡¡Toma… llévatela !! “Te devolvemos a tu hija ya que no sirve de nada. Apáñatelas, lárgate, no queremos verla en la vida”.

“Bembé” consiguió el milagro de volver hacer persona a su hija, hecha unos trapos, poniendo todo su empeño y amor de madre. Entre pitos y flautas de caña, “Mayumbá” cumplió 18 años.

Así que cierto día decidió viajar en patera, para tratar de conseguir fortuna, pero su viaje a ninguna parte, quedó truncado. Nunca logró las aspiraciones de mejorar su existencia.

Algunas semanas después, apareció su cuerpo sobre la arena de la playa junto a otros compañeros. La fortuna no quiso ser indulgente ni dadivosa con “Mayumbá”.

¿Hasta cuando este goteo de vidas perdidas…?

Fin

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