La pregunta surge ante el proyecto que establece incrementos en las multas de hasta el 1000 por ciento en la ciudad de Buenos Aires. ¿Contribuirá esto a cambiar el comportamiento de los conductores?
Para responderla habría que preguntarse: qué haría alguien a quien se labra un acta de infracción por la cual deberá pagar (tal vez por mal estacionamiento) multas desde $360, $720 o más. No es necesario que lo responda en voz alta. Esa persona hará todo lo posible, legal o ilegal, para no pagar y tal vez los funcionarios (policía, jueces, otros) lo ayuden.
Mientras tanto, no se nos olvida que, hace pocos días, este mismo Gobierno de la Ciudad promovió un sistema de privilegio para los “taxistas” por el cual podrán cancelar las mismas multas que se pretenda aumentar para todos a la disparatada paridad de $500 por cada hora de “servicio comunitario”.
Lo efectivo y educativo es una multa que aunque parezca pequeña todos la tengan que pagar y no multas siderales que casi nunca se cobren.
Todos los estudios internacionales sobre el tema coinciden en que los controles efectivos y las sanciones eficaces resultan fundamentales para ordenar el tránsito y disminuir las muertes, pero para ello la sanción debe ser razonable y posible, pero que nadie pueda escapar sin pagar, sean notificadas en forma inmediata a los infractores y que no haya excepciones ni perdones.