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Cuesta abajo es un cuento sobre la suerte de la categoría cuentos infantiles del escritor Sergio Mercado Ruíz sugerido para niños a partir de nueve años.

La pelota rodaba cuesta abajo entre los árboles, no paraba. Era la única oportunidad que tenía para conseguir tocarla. Los chicos de quinto solo dejaban jugar a unos cuantos pequeños los demás hacían de recoge pelotas para conseguir tocarla un poco.

Tras ella corría Lozano Torres con cierta dificultad por mantener la verticalidad por la acusada pendiente, los árboles y la multitud de matorrales. El balón aumentaba el ritmo y la altura de los botes, si seguía con esa celeridad pasaría el arroyo.

Ninguno de segundo había pasado nunca el arroyo y el perseguidor rezaba todo lo que sabía, mientras sus delgaduchas piernas zancaban pasos cada vez más largos, para que la pelota no alcanzase el cauce. Por suerte para él se detuvo en un cúmulo de piedras repletas de musgo.

Cuando al poco llegó, paró un instante a recuperar el aliento. La pelota estaba a poco más de medio metro del agua. Junto a las piedras había un manto verde de tréboles. Mientras recobraba fuerzas para empezar a subir buscó sin convencimiento un trébol de cuatro hojas y cuál fue su sorpresa que lo encontró a las primeras de cambio. Era como si la pequeña hierba estuviese esperándolo.

El hallazgo le dio energía para subir la cuesta más rápido que cuando la bajó. Un trébol de cuatro hojas da suerte, ¡¡suerte!! llegó al descampado de fútbol gritando su buena ventura.

-¡¡Mirad lo que he encontrado!! ¡¡De cuatro hojas!! ¡¡Tiene cuatro hojas!!

-Lozano Torres ¿y la pelota?-le masculló el portero- ¿Dónde está la pelota?

-¡Mira, lo he encontrado yo!-le contestó enseñándole el trébol.

-¡Tú eres tonto! ¿Y la pelota?- dijo muy malhumorado el chico de quinto-Déjate de pamplinas y corre a por la pelota que te …

Pero Lozano Torres no estaba por pequeñeces, echó a correr sin saber bien hacia donde mientras los futbolistas juraron y perjuraron a gritos no dejarle jugar nunca más a fútbol ni a cualquier otra cosa.

Corría tanto que llegó al parque de las niñas en un santiamén y buscó y rebuscó hasta que encontró a Anabel, la chica de tres pupitres a la derecha, tan morena y repeinada como de costumbre.

-¡Tiene cuatro hojas! ¡¡Lo he encontrado yo!!

Anabel giró levemente el rostro y miró con cierto desaire a Lozano Torres que sostenía por el tallo su preciado trébol y le dijo:

-¡Quita ese hierbajo de mi vista, a saber de dónde lo has sacado!

Antes de que pudiera dar cualquier explicación la niña salió corriendo en dirección a un grupo de compañeras de clase que se reían de la situación.

Sintiéndose tan afortunado no podía comprender como al resto del mundo le importaba poco su buena estrella. Ni los chicos ni las chicas eran partícipes de su alegría. Así que corrió hasta casa. Por el camino iba enseñando y explicando lo que guardaba en su puño a todo el que conociese.

En algunos notó cierta complacencia y en otros indiferencia. Nadie parecía consciente de la suerte que había tenido. Poco a poco Lozano Torres fue apaciguando su alegría, se dijo a sí mismo -Tal vez la suerte no sea inmediata, llegará más tarde.

Ya era prácticamente de noche. Los pasos que le llevaban a casa eran cada vez eran más cortos.

Estaba cansado. Sabía que gracias a su trébol hoy no cenaría sopa y que seguro que había helado de fresa de postre.

-¡Estas son horas de llegar!

-Mira mamá lo que tengo, un trébol de…

-¿Y tu mochila? ¿la has perdido? eres un impresentable vete ahora mismo al lavabo y lávate bien la cara que vas a estar castigado el re…

Estupefacto y sorprendido, el bueno de Lozano Torres corrió al lavabo y cerró la puerta tras de sí. No podía creer que el trébol no funcionase. Así que decidió deshojarlo como una margarita para saber si estaba en lo cierto

-Funciona, no funciona…

Y sin trébol ni suerte acabó su día.

Fin

Cuesta abajo es un cuento sobre la suerte de la categoría cuentos infantiles del escritor Sergio Mercado Ruíz sugerido para niños a partir de nueve años.

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