Vuelve a contarme un cuento
Recostado en su regazo, sintiendo su tierna mano acariciar mi cabello fueron muchas noches en que escuchando su tierna voz relatarme un cuento - que ella sabía o inventaba, según logré darme cuenta - que algunas oportunidades hice repetir, logré conciliar el sueño. Luego me alzaba buscando no despertarme me llevaba a mi cama, me cubría con las mantas, depositaba un beso en mi frente y pedía mi protección a los ángeles de la guarda.
En mis años de infancia este fue nuestro ritual en las noches. Asimismo recuerdo aquellos nuestros diálogos propios de la inocencia:
- Madre ¿Cuándo seré grande?
- Hijo -respondía- todo llega a su debido tiempo.
- Pero madre - insistía nuevamente - ¿Eso tardará mucho tiempo?
- Eres un niño, disfruta de estos años -respondía- . Luego ser mayor y tendrás tus propias preocupaciones, mientras tanto vive esta edad y recuerda que todo llega a su debido tiempo – repetía.
Un día “el hombre de la casa” no volvió, - ella pasó a ocupar su lugar-, tuvo que tomar las riendas de aquel hogar y mantener el barco a flote y hacer el papel de los dos. La vi luchar y no rendirse buscando sacarnos adelante en la vida, hacer de sus hijos unas personas de bien, prepararnos para buscar ganar el pan de cada día.
Fueron años difíciles que marcaron nuestras vidas, pero nunca se dio por vencida, como tampoco demostró su dolor. Tampoco nos negó su cariño y atención: siempre tenía tiempo para sus hijos.
Se multiplicaba en sus labores. La vi muchas veces llorar en silencio .Así fui creciendo, y a su lado me hice mayor como deseaba cuando era niño.
Fue pasando el tiempo. Aquel rostro tierno fue perdiendo su alegre mirada, aunque siempre trató de dar una chispa de alegría a sus palabras. Su cuerpo se fue encorvando producto de la angustia y el cansancio.
Con el tiempo aparecieron sus canas. Y Aquella fortaleza fue decayendo poco a poco……sí... poco a poco….
Hoy soy un hombre mayor, padre de una pequeña hija a quien también ayudo a dormir como lo hacía mi madre, y recuerdo aquellas vivencias de mi infancia.
Madre, estoy seguro que si estuvieras conmigo, en mis noches de insomnio, producto de mis preocupaciones – las que mencionabas cuando era niño -, seguro me recostaría en tu regazo y buscando conciliar el sueño te pediría: ¡ Madre, vuelve a contarme un cuento¡
Fin
Vuelve a contarme un cuento es uno de los cuentos de madres del escritor Alberto Suárez Villamizar sugerido para para adolescentes, jóvenes y adultos.