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Por Gladys Gutiérrez Fernández

Los bellos ojos de mi abuela. Gladys Gutiérrez Fernández, poeta chilena. Cuentos sobre abuelas.

Los bellos ojos de mi abuela

Dicen que tengo los ojos bellos de mi abuela, cuando miro el campo que la vio crecer.

Entre suspiros y recuerdos voy cruzando valles y quebradas que adornaban esas tierras del Romeral. Si no tuviera esos ojos de mi abuela, si fueran mis propios ojos, seguro, algún prejuicio encontrarían, restándole belleza a ese campo que tengo en frente de mí.

Pero voy mezclando miradas a veces mías, otras, las de mi abuela. Tengo que hacerlo porque el tiempo avanza y quienes vivieron como mi abuela, también tuvieron esos ojos grises, celestes y marrones.

Los huertos están amarillos con el maizal y cómo los zorzales y golondrinas en su vuelo rasante pasan gozando, picoteando el maíz. Más allá, circulan los bueyes, vacas y un toro acorralado que en engorda se encuentra para luego mandarlo a procrear.

Mi mirada se confunde con la de mi abuela, asomando de pronto una lágrima que dejo correr, llenando mi boca de un sabor salobre que alivia mi corazón. Sigo recorriendo el campo del Romeral.

Ella se afincó por largos años, esperando el trigo maduro que cada año debía cosechar. ¡Qué belleza! me decía a veces, cuando salíamos a recoger la verdura fresca dispuesta a cocinar. Decía que era saludable tomar sopita para que el cuerpo se regara por dentro así como regamos los campos con agua del canal.

Todo lo que ella miraba lo coronaba de luz, por eso decía a cada instante, sube y baja tu mirada y cuando la subas, un nuevo destello de belleza encontrarás.

Por eso, juego constantemente con la mirada de mi abuela, fortaleciendo la mía que necesito para avanzar.

Fin.

(27.6.2010.@derechos reservados)

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