Por Tomás Cormack. Cuentos para adolescentes.
Detrás de la lente es uno de los bellos relatos sobre la fotografía como hobby, escrito por el novel escritor argentino Tomás Cormack, que aunque en mayor forma nos ha enviado sus poemas, en este caso se trata de un cuento con breves capítulos, sugerido principalmente para jóvenes y adultos.
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Detrás de la lente
Siempre estuve fascinado por la hermosura del mundo.
1
Todas las mañanas salgo de mi casa y recorro mi ciudad, los parques, las avenidas, los centros comerciales. Siempre llevo conmigo mi cámara e inmortalizo cada instante perfecto que se cruza por mi camino.
Un niño saltando sobre un montón de hojas caídas por magia del otoño, una pareja de ancianos sentados y abrazados en un pequeño banco de alguna plaza, dos enamorados uno en frente del otro, con la mirada iluminada por estar en frente del ser amado, separados por dos tazas de café a medio tomar, todavía humeantes.
Al caer la noche sobre mi hermosa ciudad, mis doloridos pies descansan quietos en la seguridad del hogar, de vuelta en casa.
2
Todas las mañanas desde hace 10 años salgo de mi casa y recorro mi ciudad, mi vida se basa en apreciar las hermosas cosas que se esconden en la cotidianidad, cada momento, cada sonrisa, cada gesto de amor. El mundo es un crisol de hermosos matices y la lente de mi cámara esta siempre lista para verlos.
La lluvia cae sobre las calles, la nostalgia brota desde todos los rincones de la ciudad, el frío empaña los vidrios de los restoranes y los paraguas recorren de manera sincrónica cada parte de las avenidas. Es la hermosura de los días lluviosos de invierno.
Ya entrada la medianoche regreso airoso de mi expedición, rendido me dejo caer sobre la cama, y cierro los ojos. Mañana me esperan otras andanzas.
3
Todas las mañanas desde hace 20 años salgo de mi casa y recorro mi ciudad, lo hago desde hace ya muchos años, soy amante de la vida y de sus encantos, se apreciar lo que los demás ignoran, percibo la magia de lo simple y veo la perfección en lo imperceptible.
Cada flor, cada atardecer, cada rayo de sol filtrándose entre las arboledas hacia una hermosa calle de empedrado.
Los ramos de flores que se regalan entre amantes, las bicicletas recorriendo los sinfines de esta ciudad florecida y el amor presente en el aire. Inmortalizo cada alegría, y el amor que trae la primavera.
Los bares abren sus puertas y las personas llegan como bandadas de golondrinas que regresan durante las estaciones cálidas del año, para posarse en conjunto y disfrutar del tiempo y de las amistades hasta que llegue de nuevo el frío y tengan que volar de vuelta sus viejos caminos.
En altas horas de la noche llego a mi casa, exhausto despido las hermosas imágenes que presencié hoy y recibo la paz del descanso, solo y tranquilo en mi habitación.
4
Todas las mañanas desde hace por lo menos 30 años salgo de mi casa y recorro mi ciudad, casi toda mi vida la dedique a la fotografía, eternizar el encanto de la existencia.
Cada atardecer en la playa, cada ola del mar, cada movimiento de los pinos, fruto de las brisas de verano.
Los jóvenes divirtiéndose en la playa, padres e hijos disfrutando el oleaje, ancianos regocijándose al leer el periódico descansando sobre una reposera en la arena, y las parejas abrazadas disfrutando los amaneceres en la playa.
Temprano por la mañana me hundo en mi almohada, cansado de todo el día y toda la noche, cierro los ojos y sueño con los hermosos momentos que mi cámara y yo presenciamos.
5
Todas las mañanas de mi juventud salí de mi casa y recorrí mi ciudad, pensaba en inmortalizar cada perfección que hubiera en el mundo, pensaba ser la única persona que conocía los secretos de lo corriente. Como un enamorado, ciegamente salía hacia nuevos momentos y nuevas bellezas.
Hace tiempo ya, que mis piernas no me permiten hacerlo, el ruido de pasos es algo que duerme en mi memoria, ahora tan solo me acompañan el rechinar de unas ruedas, esas ruedas andan mis caminos, y me llevan a donde les pido ir, o por lo menos hasta donde pueden.
Presencie mucha belleza en mi vida, vi mucho amor y mucha ternura. Pero ahora que los días son grises, ahora que en mi corazón llueve y solo me dedico a ver a las personas andar sus recorridos habituales y vivir sus vidas, pasando por delante de mi pequeña ventana. Me doy cuenta de que de todas esas hermosas escenas, de ninguna forme parte.
Anhelando encontrar la hermosura y de presenciar la felicidad, me olvide de buscar la mía. Me ocupe de observar la vida de las demás personas, y ahora las anhelo. Mi mundo es solitario y mis recuerdos, recuerdos de una vida sin significado. Fui un espectador escondido detrás de una lente, disfrutando del espectáculo que brindaba mi entorno, sin ver que mi vida se escapaba frente a mis ojos, eso fue lo único que mi cámara no pudo captar.
Ahora lo único que me queda son memorias de felicidades ajenas y amores indiferentes, una cámara vieja, y un alma apagada, que a veces creo que nunca se supo encender.
Fin.
Detrás de la lente es un cuento escrito por Tomás Cormack © Todos los derechos reservados.
Sobre Tomás Cormack
Tomás Cormack es un joven argentino que vive en la Ciudad de Buenos Aires y es Licenciado en diseño Multimedia y de Interacción. Actualmente se desempeña como diseñador UX/UI y desarrollador Web.
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