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Origen de los Cuentos para Niños

Origen de los Cuentos infantiles para Niños.

Resulta imposible averiguar quiénes han sido los autores de muchos cuentos infantiles famosos que han llegado a nosotros en el transcurso de los siglos.

Con el tiempo sus nombres se han olvidado o se han perdido. Así sucede con la extensa antología que se conoce por Las mil y una noches, colección de cuentos orientales llena de fantásticos personajes de Asia. Su origen hay que buscarlo en muy antiguas narraciones anónimas chinas, persas, indias y egipcias. Del idioma original, el orientalista J. C. Mardrus las tradujo al francés, y luego los cuentos infantiles para niños fueron vertidos al castellano por el escritor Blasco Ibáñez. Actuamente existen otras traducciones.

Las mil y una noches contiene famosas historias muy divulgadas en el mundo de los niños, tales como: Aladino y la lámpara maravillosa, Alí Babá y los cuarenta ladrones y Simbad el marino.

STRAPAROLA FUE UN HERALDO DE LA LITERATURA INFANTIL

En Venecia, la hermosa ciudad ya por si misma parece un cuento de hadas, cuyos antiguos palacios y magníficos templos levantan su majestad entre las aguas tranquilas del Adriático, como por obra de la varita de un mago, vivía, en los comienzos del siglo XVI, un hombre que se 11amaba Juan Francisco Straparola.

Sólo sabemos de este hombre que era un notable cuentista.

En aquel tiempo Venecia era la maravilla del mundo y todos los sabios acudían a ella atraídos por la fama de sus riquezas y sus grandes personalidades.

Straparola, que era escritor, fue a Venecia porque era la ciudad más nombrada entre las que cultivaban la industria de la impresión de libros, y allí vivió muchos años en una casa desconocida, junto a un antiguo canal, escribiendo sus cuentos, que daban a luz las imprentas venecianas.

No se pueden considerar cuentos infantiles de hadas todas las historias que escribió Straparola; pero como se inspiró siempre en las leyendas populares, cuentos son, más que otra cosa, la mayoría de sus escritos. A Juan Francisco Straparola se debe la versión original del famoso cuento El gato con botas, aunque en ese primer cuento, tal como lo cuenta Straparola, el ingenioso gatito no llevaba botas.

Hacia fines del siglo XVII y a comienzos del XVIII, “la riente Francia” era célebre por sus cuentistas. Entonces fue cuando los famosos cuentos Barba Azul, La bella durmiente del bosque, La madre Oca, La bella y el monstruo, y otros muchos tomaron la forma en que hoy son conocidos.

Los dos grandes cuentistas de aquel tiempo fueron un parisiense llamado Carlos Perrault y una condesa, madame de Aulnoy. Y tenemos que admirar tanto más los trabajos del olvidado Straparola cuanto que sabemos que la condesa de Aulnoy, lo mismo que Perrault, se inspiraron para escribir sus cuentos infantiles para niños en las narraciones del cuentista italiano, las cuales modificaron y relataron a su manera. Carlos Perrault debió de ser un hombre excelente, afable y bondadoso -ocupado en asuntos del Estado, pues tenía a su cargo la conservación de los edificios reales y era además miembro de la Academia de
la Lengua-, para haber tenido humor y tiempo de relatar a sus hijos sus deliciosos cuentos y escribirlos para los niños de todo el mundo.

Contaba ya cerca de setenta años cuando se publicó el más importante de sus libros de cuentos, dedicado a uno de los jóvenes príncipes de Francia. En dicho libro Perrault hacía referir sus historietas a uno de sus propios hijos, lo cual no era más que un medio simpático de recomendarlos a la juventud.

Perrault, no obstante ser un hombre docto, jamás se avergonzó de haber establecido la moda de escribir cuentos de hadas, la cual por entonces se extendió mucho entre señores y señoras, que en ello ocupaban sus ocios. El título del libro de Perrault era: Historia o cuento de los tiempos pasados, pero fue aún más conocido por este otro: Cuentos de la madre Oca.

LA AUTORA DE «LA CENICIENTA” Y MUCHOS OTROS CUENTOS INFANTILES

Una de las grandes señoras contemporáneas de Perrault, que se entretenían en escribir cuentos infantiles de hadas, era la condesa de Aulnoy, María Catalina Jumel de Bernéville. La Cenicienta y muchos otros cuentos infantiles fueron tomados por esta señora de los que escribió Straparola.

Hubo otras muchas señoras que en los tiempos de la condesa de Aulnoy se dedicaron a esta deliciosa labor, pero ninguna logró distinguirse gran cosa, y como todas se inspiraron en el no muy conocido autor que, cien años antes, escribía junto a los canales venecianos, nosotros debemos admirar, sobre todo, al italiano.

Es muy probable que los nombres de los autores que hemos mencionado sean desconocidos para muchos nuestros pequeños lectores, pero ahora nos ocuparemos de otros que son mucho más familiares.

LOS HERMANOS GRIMM Y LAS LEYENDAS ALEMANAS: ”PULGARCITO”

Sentimos especial placer al oír el nombre de Grimm. Púlgarcito, La reina de las abejas, Hansel y Gretel, El príncipe de las ranas, y tantos otros cuentos que los niños de todo el mundo han leído desde hace un siglo, fueron escritos por dos hermanos llamados Grimm, que vivieron en Alemania en la primera mitad del siglo pasado. Jacobo Grimm, el mayor de ellos, nació en la ciudad de Hanau,
el 4 de enero de 1785, y su hermano Guillermo, el 24 de febrero de 1786.

Estos dos hermanos parecían los menos aptos para dedicarse a escribir cuentos infantiles. Eran hombres de estudio, graves, sobrios, dedicados al cultivo de la literatura y a la enseñanza, y llegaron a ser profesores en la universidad de Berlín. Eran dos verdaderos doctores que ansiaban, sobre todo, escribir obras destinadas a los estudiantes. No obstante, casi sin darse cuenta, se hicieron famosos al recopilar en un libro las antiguas leyendas alemanas. Sus libros han sido traducidos a todos los idiomas del mundo, y el nombre de Grimm se hizo célebre en Alemania, en el resto de Europa y en América.

En sus frecuentes viajes por el campo, los hermanos Grimm se aproximaban a los humildes campesinos para invitarles a que les refiriesen cuantas leyendas supieran.

HANS CHRISTIAN ANDERSEN ERA HIJO DE UN ZAPATERO REMENDÓN

Otro hombre famoso entre los escritores de cuentos de hadas es Hans Christian Andersen, el notabilísimo cuentista danés, escritor de más importancia artística que los hermanos Grimm.

Hans Andersen parecía conocer las hadas y ser su amigo, pues la mayoría de sus cuentos infantiles para niños, maravillosos -tales como El pequeño Klaus, La sirenita, La caja de madera, Los cisnes salvajes, El patito feo y La reina de las nieves- no los aprendió de la gente del campo, sino que se los sugirieron las hadas que poblaban su imaginación.

Podríamos decir que, mientras Hans Andersen era particular amigo de las hadas, los hermanos Grimm y los otros autores a quienes hemos mencionado, sólo hablaban de las hadas por referencias.

Hans Christian Andersen era un hombre extraordinario. Hijo de un pobre zapatero remendón, nació en el año 1805 en la antigua ciudad de Odense, Dinamarca.

El zapatero remendón era un hombre instruido a su manera, y se pasaba las noches leyendo libros a su hijo Hans, quien fue creciendo hasta hacerse un muchacho alto y excesivamente delgado.

Sus padres no se mostraron muy exigentes respecto a su educación, la cual resultó bastante irregular y defectuosa, pues el niño no frecuentaba la escuela asíduamente. Sin duda su sensibilidad era más exquisita que la de sus condiscípulos y sus nervios fácilmente irritables. Por ello su madre se vio obligada a solicitar del profesor que no castigara nunca a su hijo Hans.

Cierto día, habiendo olvidado el profesor la promesa hecha a la madre de Hans, le dio un palmetazo, e inmediatamente el hijo del zapatero tomó sus libros y se marchó a su casa.

Entonces la madre lo mandó a otro colegio, donde conoció a una niña, condiscípula suya, quien le dijo en cierta ocasión que su deseo más ardiente era ser lechera en una casa de campo.

EL PRIMER CUENTO DE HANS ANDERSEN Y SUS RESULTADOS

-¡Tú serás la lechera de mi castillo cuando yo tenga castillo! – dijo bromeando Hans.
Y dibujó burdamente en la pizarra su castillo imaginario. Las pequeñas hadas de su fantasía ya estaban trabajando para Hans desde este preciso momento. El comenzó a inventar y dijo a la niña que procedía de una familia ilustre, si bien las hadas lo habían cambiado de cuna a poco de haber nacido.

La muchacha se rió de Hans y volviéndose a los demás colegiales, les dijo, burlándose:
-¡Está tan loco como su abuelo!

En efecto, el abuelo de Hans era loco, de suerte que la -descortés acogida que mereciera su primer cuento debió de herir en lo más íntimo al sensible joven.

Para seguir paso a paso toda la historia de Hans Andersen necesitaríamos mucho tiempo y espacio. Aunque bien es cierto que todo cuanto se refiere a este admirable poeta merece ser contado, nosotros, sin embargo, sólo podemos mencionar los rasgos principales de su vida.

Murió su padre cuando el muchacho contaba once años de edad y hasta entonces había frecuentado muy poco la escuela, pues se pasaba el tiempo soñando y sin hacer nada de utilidad.

La triste circunstancia había de obligar a nuestro héroe a buscar nuevos caminos para su vida, que se vería muy pronto en la necesidad de ganarse por sí mismo.

DE CÓMO HANS ANDERSEN SE MARCHÓ A HACER FORTUNA

Se casó la madre de Hans en segundas nupcias y el muchacho, apenas conoció al padrastro, tuvo pensar en independizarse, a cuyo objeto se marchó a Copenhague, la capital del país. ¡Y todo por haber aparecido en el escenario del teatro de Odense interpretando un fácil papel del cuento de La Cenicienta y haber escrito un juego pueril que el buen Hans consideraba representable! Fue motivo de risa para todos los muchachos de Odense, y esto le obligó a partir llevando consigo un lío de ropa que le había preparado su madre y un poco de dinero para hacer frente a las primeras necesidades. Así fue a Copenhague a conquistar gloria y fortuna.

Mas para llegar a ser famoso tenía que pasar todavía muchos días de hambre y de tristeza. Y aun habiéndose dado a conocer en toda Europa, cuando ya sus cuentos eran leídos en todas partes, ganaba tan poco dinero con ellos que jamás pudo casarse, por carecer de recursos para afrontar las necesidades de una familia. Así, no tuvo hijos que pudieran deleitarse oyendo sus cuentos de hadas, que han sido la delicia de todos los niños del mundo.

Por su parte, Andersen no daba gran importancia a sus cuentos; aspiraba a ser un gran novelista o poeta dramático.

Al principio escribía sus cuentos de hadas seguramente para dar gusto a su propia fantasía y divertir a los niños de sus amigos de Copenague; pero como fueran cada vez más solicitados, resolvió continuar escribiéndolos.

Las novelas y poemas, igual que sus obras dramáticas, no se han hecho populares; pero, en cambio, no se olvidarán nunca los cuentos de hadas de Hans Christian Andersen, que murió en 1875.

NATHANIEL HAWTHORNE, AUTOR DE «EL LIBRO DE LAS MARAVILLAS”

Uno de los más notables escritores de cuentos infantiles para niños de hadas vivió y murió en una de las más hermosas regiones de Estados Unidos de América. Nos referimos a Nathaniel Hawthorne.

Nació en 1804 en la antigua ciudad de Salem, en el estado de Massachusetts, a unos 24 kilómetros de la ciudad de Boston, y vivió entre gentes educadas en las viejas costumbres.

Fueron sus antepasados, durante varias generaciones, gente de mar.

Su padre, también marino, no regresó de uno de sus largos y peligrosos viajes.

Nathaniel fue un muchacho sentimental y soñador, orgulloso de sus valientes antepasados y de la belleza de su madre.

Primero se dedicó a los deportes con gran entusiasmo; pero a causa de un accidente sufrido mientras jugaba a la pelota, se vio incapacitado para practicarlo durante algún tiempo.

Se dedicó entonces a leer libros de entretenimiento, y entre ellos, con gusto especial, La reina de las hadas y Los peregrinos.

En su enfermedad sufrió una grave recaída, y su convalecencia duró tanto tiempo que fue aficionándose más y más a los libros, de manera que su accidente en los deportes no puede considerarse como una desgracia.

A causa de dicho accidente, Nathaniel fue atesorando en su memoria las buenas enseñanzas de la literatura inglesa, de la cual tomó el estilo fluido y brillante, que puso de manifiesto tan pronto como se puso a escribir los cuentos que oía referir a la gente de la antigua ciudad de Salem.

Había ya escrito muchos cuentos antes de empezar el libro que hizo famoso su nombre, tan querido de la juventud y el que le dio derecho a considerarse incluido en el grupo de los «escritores amigos de las hadas», El libro de las maravillas; este libro es una deliciosa colección de cuentos, que figura entre las obras más notables de esta amenísima literatura.

LAS ANTIGUAS LEYENDAS GRIEGAS NARRADAS POR NATHANIEL HAWTHORNE

Cuando Hawthorne escribió La cabeza de Medusa, Las tres manzanas de oro, El vellocino de oro y otros cuentos recomendables para los niños, los hijos del autor eran muy pequeños.

Nathaniel, con su estilo único por su brillantez y amenidad, nos refiere las leyendas de la antigua Grecia, que contó primero a sus hijos, quienes tan felices se sentían con oírle y tal atención ponían en lo que les contaba su padre, que habrían podido repetir de memoria una buena parte de El libro de las maravillas antes de que hubiera sido impreso.

Hay otros notables autores de cuentos infantiles para niños de hadas, entre ellos el estadounidense Joel Chandler Harris, que nació en el año 1848 y murió en julio de 1908, a cuyo ingenio se debe El tío Remus, una serie de cuentos de negros, muy originales.

Merecen citarse también el español Antonio de Trueba, notable novelista, que escribió cuentos infantiles de encantadora sencillez, y el poeta mejicano Juan de Dios Peza, famoso por su poesía Soldados y muñecas, y otras, en que figuran niños.

EL NACIMIENTO DE «PINOCHO«. 

Origen de los cuentos infantiles para niños.

Por el año 1878 apareció en Italia un periódico para los niños: Giornale per i bambini. En cierta ocasión, para completar el texto de sus páginas, el director le pidió colaboraciones al escritor Lorenzini, conocido por el público con el nombre de Collodi.

Una noche a Lorenzini se le ocurrió inventar un personaje original, al que le puso el nombre de Pinocho.

La historia resumida del nacimiento de Pinocho, es así: un viejo carpintero, Mastr Antonio, al cual sus amigos llamaban Mastro Ciliegia (Maestro Cereza) por el color rojo de su nariz, fue un día a componer la pata de un taburete: tomó un trozo de palo y notó con asombro que la madera reía suavemente o lloraba como una criatura. Y cuando fue a rebajarla con el formón, oyó que le decía muy bajo: «No me golpees tan fuerte».

Mastro Ciliegia le regaló la tabla al tallista Gepetto, el cual fabricó un títere maravilloso que sabía bailar, esgrimir la espada y dar saltos mortales. Sus andanzas dieron la vuelta al mundo para deleite de generaciones de niños. Le avventure di Pinochio: Storia di un burattino, en sus primeros tiempos fue ilustrada por Carlos Mazzanti y posteriormente por Salvador Bartolozzi, y Walt Disney le dio nueva vida en su película Pinocho.

«PETER PAN» QUERÍA SER SIEMPRE NIÑO PARA MANTENERSE PURO

El novelista escocés Jaime Mateo Barrie, nacido en Forfarshire en el año 1860, fue autor de muchas piezas infantiles. Su obra más famosa y que le dio renombre universal es una obra teatral para niños titulada Peter Pan, basada en un cuento que él escribiera años antes. A través de su protagonista, el niño Peter Pan, se crea el mito de la infancia perenne; su héroe no quiere llegar nunca a ser hombre, pues ama la edad de los juegos, de los ensueños y la pureza de corazón.

LOS ESCRITORES CÉLEBRES TAMBIÉN SE ACORDARON DE LOS NIÑOS

Origen de los cuentos infantiles para niños.

Víctor Hugo, en El arte de ser abuelo, escribió historias de hadas, y también lo hizo Dickens en Canciones de Navidad.

José Martí, el gran poeta y prosista cubano, dejó escritas muchas narraciones infantiles en varios de sus libros; y la famosa escritora Selma Lagerlof, en Viaje maravilloso de Nils Holgerson a través de Suecia, realiza una sugestiva creación de fantasía.

LOS ANIMALITOS CON ALMA: LAS CREACIONES DE WALT DISNEY

En el rincón solitario de la redacción de un diario estadounidense trabajaba el dibujante Walt Disney después que se habían retirado los redactores.

Un ratoncito que venía a reclamarle migajas de su bizcocho, le perdió el miedo y ganó su amistad. Otro le hubiera asustado quizás o le hubiera dado veneno, pero Disney dibujó su graciosa figura una y otra vez y así nació un personaje que se haría célebre: el ratón Mickey. Luego creó a Donald, el pato; Pluto, el perro; Bambi, el cervatillo; Dumbo, el gracioso elefantito.

Todos sus personajes y sus relatos infantiles están rodeados de un clima de ensueño y de lirismo; los animales hablan y actúan como seres humanos, y lo vasto y trascendente de su obra sitúa a Walt Disney a la misma altura de los grandes cuentistas de todos los tiempos.

Ha llevado al cine Blancanieves, Pinocho, Los tres cerditos, Peter Pan y otros personajes de la literatura infantil universal.

Origen de los Cuentos infantiles para Niños.

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