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El sello de Lyrax. Capítulo XII

El sello de Lyrax – Capítulo XII es uno de los cuentos de ficción para niños de la escritora Elizabeth Segoviano sugerido para todo tipo de lectores. Ilustración a cargo de Elizabeth Segoviano.

UN ESPEJO ROTO PARA LA BUENA SUERTE

Tandrara había quedado derrotada, los trece dragones estaban despiertos y el pequeño dragón Thorfax ya se había reunido con ellos, Darian e Ivy también estaban juntos y su fuerza era inigualable; porque estaban juntos, la alquimista había fallado, sabía que su nombre pronto quedaría enterrado en las arenas del tiempo.

Ya no podría cubrir el mundo con su oscuridad ni robarle a nadie los sueños, tampoco podría poblar nuestra imaginación con seres aterradores … ya no podía hacer daño ni mantener cautivo aquel mundo de papel. Pero había un problema, Tandrara seguía siendo un ser encerrado en su propia oscuridad, por ello uno de los dragones se acercó rodeando a la alquimista con su larga cola de escamas color esmeralda, posó sus garras en sus hombros y lentamente la giró hacia la esquina de una pared; otro dragón comenzó a trazar un gran círculo con sus uñas y éste se hizo tan brillante que se convirtió en un enorme espejo –para que penetre la luz debe haber alguna fisura– dijo uno de los dragones llamado Leo.

Entonces Ivy supo perfectamente a que se refería el gran Leo, los demás dragones se acercaron y con sus poderosas colas golpearon el espejo que reflejaba la oscura imagen de Tandrara, el cristal se hizo añicos y la hechicera cayó de rodillas al piso, de repente su semblante cambió, sus ojos volvían a tener alegría, su sonrisa ya no era maligna y por primera vez en muchísimo tiempo pudo respirar profundamente y se sintió liberada, como si un enorme peso hubiera sido retirado de sus hombros; los trozos de espejo ya no reflejaban oscuridad alguna y la alquimista comenzó a llorar, al hacerlo el conjuro que tenía sobre aquel mundo se acabó.

En instantes el papel se deshizo y los paisajes desiertos se llenaron de vida, los árboles florecieron, el viento corría suave acariciando la hierba, el sol bañaba cada rincón y el más azul de los cielos que puedas imaginar se reflejaba en los ríos que paseaban peces multicolores; el espejo roto les había traído la suerte de regresar a la normalidad.

Tandrara –decían al mismo tiempo los dragones– nunca fue nuestra intención ignorar tu poder, nunca quisimos hacerte a un lado, no comprendías que tu eres parte de nosotros, así como lo son Los Lyrax, porque todos en este mundo y en cualquier otro estamos conectados de la misma forma, lo que haces nos afecta a todos, lo bueno nos ayuda, lo malo nos hiere … a todos, tú te encerraste en la oscuridad, y con ello nos negaste a todos tu luz, y entonces nuestro mundo se opacó, se marchitó, eres como una estrella en una constelación, si una estrella se apaga, entonces todo cambia … y tú eras nuestra estrella más querida; la alquimista corrió hacia los brazos de los dragones y besándolos lentamente se fue convirtiendo en un hermoso rayo de luz que se transformó en una estrella fugaz que hasta nuestros días sigue recorriendo el infinito firmamento haciendo sueños realidad, y si escuchas atento podrás escuchar su dulce voz decir que un espejo roto es un amuleto excelente para la buena suerte.

Y con la estrella también viajan los dragones, viajan entre los mundos para asegurarse de que el portal entre nuestros sueños y la realidad siga abierto todos los días de la eternidad. ¿Puedes adivinar cual sueño fue el primero que la hechicera buena hizo realidad? …

Continuará …

Capítulo I 

Capítulo II

Capítulo III

Capítulo IV

Capítulo V

Capítulo VI

CapítuloVII

Capítulo VIII

Capítulo IX

Capítulo X

Capítulo XI

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El sello de Lyrax – Capítulo XII es uno de los cuentos de ficción para niños de la escritora Elizabeth Segoviano sugerido para todo tipo de lectores.

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